Geli Raubal tenía 23 años de edad cuando murió. La versión oficial de aquel 1931, es que se trató de suicidio; la chica se habría quitado la vida con una pistola Walther 6.35, propiedad de su tío Adolf Hitler.
Ella llegó a la vida del Führer en 1924, cuando después de estar en prisión por nueve meses, acusado de agitador, le pidió a su hermanastra Angela Raubal, que se trasladara a Munich para que se ocupara de su casa. La mujer llegó con Geli, su hija.
Enseguida, el alemán quedó prendado de la joven. No era la primera mujer en su vida, pero tenía algo especial. Hasta ese entonces, las relaciones amorosas de Hitler habían sido extrañas, sin emoción y distantes, pero con ella, rompió todos sus paradigmas.
Para 1931, Geli tenía 23 años, era simpática, coqueta y frívola. Hitler se paseaba con ella por todo Munich, la llevaba a la ópera, la adulaba en público y le compraba ropa. Él estaba encantado y sus partidarios más cercanos lo veían como a un adolescente enamorado, a pesar de que entre ambos había 19 años de diferencia.
Los biógrafos del dictador nazi aseguran que este hombre solamente dependió emocionalmente de dos mujeres: su madre y Geli Raubal.
Pero no todo era color de rosa para Geli, pues su tío la celaba de manera enfermiza, no la dejaba salir sin su permiso y controlaba todos sus viajes. Ella quería libertad y él le imponía una vida asfixiante. Cuando la chica tuvo una aventura con el chofer y guardaespaldas de Hitler, éste hizo un escándalo, corrió a su empleado y contrató a una mujer como dama de compañía para Geli, así jamás estaría sola.
El 18 de septiembre de 1931, Geli tuvo una discusión con su tío, pues al parecer se había enamorado de un violinista y quería irse con él, lo cual, evidentemente Hitler no iba a permitir. Ese día la chica murió de un disparo en el pecho, el cual salió de una pistola que era propiedad del genocida más grande del siglo XX.
Las versiones sobre el deceso de la chica fueron variadas. Se decía que se había matado jugando con el arma, pero luego de la autopsia, se comentó que se había tratado de un suicidio y el cadáver fue enviado a Viena. Otros dicen que fue el mismo Hitler quien le disparó.
Cuando ocurrió la muerte, Hitler tenía una coartada: estaba en un hotel de Nuremberg para una reunión política. Para ese entonces la popularidad de este hombre estaba en pleno ascenso y nadie quería involucrarlo en una investigación criminal, por lo que el caso se perdió en la burocracia judicial.
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