“♪♫México lindo y perdido♫♪”

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Somos hipócritas cuando decimos que la piel se nos enchina al escuchar las notas del himno nacional en boca de los jugadores de la selección nacional. También cuando a últimas fechas en Barranquilla nuestros seleccionados nos dieron oros y platas. Ni qué decir cuando vemos a nuestro mariachi tocar en Holanda, Japón o Marruecos. Somos falsos, nefastos e hipócritas cuando cantamos a voz en cuello ♫♪México lindo y querido, si muero lejos de ti♫♪ cuando viviendo aquí hacemos todo cuanto está en nuestras manos por acabarlo, humillarlo y destazarlo.

Históricamente nuestra nación está teñida de sangre por diversas causas libertarias, pero por otro lado a razón de una guerra intestina entre diversos movimientos delictivos denominados cárteles. Podríamos mencionar la otra contienda, la de la deshonestidad política. Esa que a últimas fechas los diversos partidos políticos protagonizaron en su intento por apoderarse de una silla que vale muchos millones de pesos en beneficios.Mientras unos se afanan por destruir la salud, otros se bregan por desbalijar económicamente al país vandalizando los bolsillos de los mexicanos.

Desde Tijuana hasta la tierra blanca de Mérida, territorio nacional está recubierto de tantos privilegios naturales que fácilmente todo connacional podría vivir holgadamente… ¿qué es lo que sucede entonces? ¿Por qué esta notable desigualdad económica? ¿Por qué cada vez hay más pobres y al mismo tiempo más ricos? Sencillo: la Secretaría de economía no ha podido administrar correctamente la abundancia de nuestros caudales. Los manotazos en las arcas nacionales son muchos. Todos meten mano en un voraz intento por apoderarse de todo lo que exista sin importarles que ni siquiera migajas caigan en las charolas de lo más pobres.

Existe una villa en el seno de territorio coahuilense que bien podría ser el sinónimo de muchas otras en el país. Su nombre es Villa de Cloete. Es un territorio enclavado entre las ciudades mineras de Nueva Rosita y Sabinas. Su sencillez es muy notable. La mayor parte de las casas están hechas de adobe y techadas con teja y lámina. Las mujeres son amas de casa viviendo al día mientras que un porcentaje alto de hombres laboran en la industria de la esclavitud peor pagada, a decir, laminera. Villa de Cloete es una contaminada devastación territorial llena de enormes montañas de carbón deshidratado. No hay flora ni fauna. Sus habitantes son una especie de fantasmas deambulando por un territorio que huele a muerte e impotencia. Nadie habla de los dueños de los pozos de carbón. Son poderosos caciques que vestidos de traje azotan la espalda del necesitado. Mientras las mansiones de los grandes extractores de carbón lucen cual palacios, las casas de los de abajo son de falsos cimientos con cicatrices cruzando sus paredes. El constante taladrar de las maquinarias excavadoras han hecho del suelo algo tan frágil que más de una casa se ha hundido. Nada puede estar en pie por mucho tiempo. De nada ha servido el que se hayan efectuado plantones de vez en vez. Siempre habrá alguien que dé dinero para acallar las quejas. El negocio del carbón es muy redituable, algo poderoso del que emana codicia y desvergüenza.

En cuestión de minería México se ha convertido en la gran prostituta de América del Norte. La nación entera ha sido penetrada por doquier en un afán prostituido de extraer de ella y sin control una gran diversidad de metales y petróleo. No hay zona virgen, no hay región respetada.

Hablar de los ríos y del mar es cosa igualmente penosa. No terminaríamos de citar todos los afluentes destruidos por voluntad humana. Ríos antaño caudalosos y ricos en una gran diversidad de especies acuáticas hoy languidecen en el olvido y con cauces secos. Existen los que tienen un gran caudal, pero evidentemente contaminados. Y todavía cometemos la blasfemia de cantarle a la nación como si en verdad la amaramos. No por nada dijimos que somos una falsedad disfrazada de patriotismo.

Con la pérdida de bienes naturales se pierde lo poco que la gente humilde tiene para sobrevivir. De por sí es vergonzoso saber que la mano política no les da lo suficiente para su manutención básica, es todavía más horrible saber que con todo el descaro del mundo permiten el que poderosos con influencias destrocen el entorno ambiental perjudicando al pescador, al pastor, al que hace tiempo no ve una liebre, un conejo, un cervatillo para alimentarse.

En nuestro México lindo y perdido ya no se vive, se sobrevive siempre a la defensiva.

Amemos a la patria como amamos a nuestra familia. Sólo así podemos darle el valor que ésta posee. Recordemos que el medio ambiente es algo que se hereda. Dejemos en manos de nuestros hijos ya no un bonito medio ambiente, pues lo dado sin haberlo trabajado fácilmente lo dilapidarán, pero si se les enseña el valor que posee el entorno, ellos de sí mismo sabrán valorarlo y por ende conservarlo.Adieu.