PARÍS.- Cuando se habla de Simone Biles hay muchos adjetivos para describirla, pero pocos le hacen justicia a lo que muestra cada vez que sale a mostrarle al mundo sus rutinas. Pues lo volvió a hacer, Simone se presentó en los Juegos de París con ese poder, esa elegancia, esa aura que la pone como la mejor gimnasta de todos los tiempos.
ACTUACIÓN A LA ALTURA DE LO QUE ES
París ha sido testigo del regreso de la reina de la gimnasia, y de qué manera. La barra de equilibrios, su primer prueba que pasó con un puntaje de 14,733. Curioso que después de esta prueba, Simone cayó de mala manera mientras calentaba para su rutina de piso, fue vendada, y siguió como siempre, imparable.
Biles aseguró su presencia en cinco de las seis finales; las barras asimetricas fue la única prueba en la que no logró clasificarse para pelear por las medallas. De momento tiene el puntaje más alto en la general, con un total de 59,566. Sunisa Lee, quien fue la que ‘tomó’ su corona en los juegos pasados, se quedó a tres puntos de Simone.
¿LESIÓNES? NADA PARA A SIMONE
Había dolor en ella, eso era evidente, pero cuándo el dolor ha sido un impedimento para parar a una auténtica fuerza de la naturaleza. Simone dejó las molestias de lado y metió un puntaje de 15,800 en salto y 14,600 en suelo; y eso que estaba “lesionada”.
Lo que más sorprende es que sin importar las dificultades, Simone sigue adelante, con esa sonrisa que cautiva al mundo entero, porque si Simone sonríe, la gimnasia sonríe.
Regresó la más grande de todas, después de esa lucha consigo misma, después de mostrarle al mundo que los atletas no son máquinas sino personas vulnerables. Simone dando ejemplo tanto dentro como fuera de los aparatos. Toca prepararse para lo que probablemente será la consagración definitiva de la mejor gimnasta que se haya visto en la historia.
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