A pesar de que las películas de terror provocan que el corazón se acelere, suden las manos y la piel se erice, estas reacciones dejan al espectador un aprendizaje observacional que lo preparan ante situaciones de supervivencia, expuso el especialista de la UNAM, Hugo Sánchez Castillo.
El profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) dijo que la gente puede tener una proyección respecto al tema de la película y, aunque admite que los escenarios no son reales, se prepara para situaciones similares sin que se vivan.
Esa situación es común en el sistema nervioso central, un mecanismo que permite extraer información para usarla después, llamado aprendizaje observacional, explicó el catedrático en UNAM Global.
Resaltó que debido a que bajo esta dinámica es fácil tener o apreciar experiencias de muerte o terror que no necesariamente le atañe al público en general, para muchas personas los filmes de horror les son agradables.
No obstante, anotó, las respuestas fisiológicas están relacionadas con mecanismos de estrés y ansiedad, por lo que en otra gente puede desencadenar cuestiones patológicas.
El especialista agregó que un individuo que sufre de trastornos de pánico, ansiedad y estrés postraumático no puede ver una película de este género, porque no entiende la diferencia.
El miedo es una respuesta de supervivencia que permite alejarse de las cosas potencialmente peligrosas. Además, si se le agrega incertidumbre, el cual también genera sensaciones y malestares, se tendrá una respuesta de alerta ante un evento catastrófico, concluyó.
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