Vargas Llosa regresa a Israel y Palestina

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(getty)

El premio Nobel de Literatura hispano-peruano Mario Vargas Llosa ha regresado a Israel y Palestina para contemplar de primera mano los efectos de casi 50 años de ocupación israelí, impresiones que compartirá el próximo año junto a otros autores en un libro que conmemorará ese aniversario.

Ante un reducido grupo de corresponsales, el escritor relató en un hotel de Jerusalén las sensaciones experimentadas seis años después de su última visita, que realizó poco antes de recibir el Premio Nobel de Literatura.

Esta vez de la mano de la ONG Rompiendo el Silencio, formada por ex soldados que denuncian la violación de derechos humanos en los territorios ocupados, dijo parafraseando al escritor israelí y amigo Amos Oz que se trata de una tierra “en la que se vive más intensamente que en cualquier otra parte del mundo”.

Después de entrevistarse con activistas de uno y otro bando, debatir con palestinos e israelíes de diversas tendencias y ver Jerusalén, Ramala o el Valle del Jordán, el escritor destacó de su viaje la emblemática ciudad de Hebrón, considerada por muchos una representación a escala del longevo conflicto.

“La ciudad vieja sigue siendo un mundo fantasmal, sin alma, sin gente, donde hay más prohibiciones que personas. Es un espectáculo muy doloroso y creo que es un símbolo de lo que significa la ocupación, todo el drama que hay allí, el sufrimiento humano”, respondió a la pregunta de uno de los periodistas.

El laureado escritor ha llegado como parte de una iniciativa de ONG e intelectuales israelíes que durante 2016 traerá a un total de 25 literatos de todo el mundo para trabajar en un libro conjunto que recuerde el fin de la Guerra de los Seis Días de 1967 y denuncie la ocupación de los territorios palestinos.

Contó que una de las cosas más interesantes que ha encontrado en este viaje “ha sido ver cómo entre mis amigos israelíes hay un gran debate sobre si todavía es válida la idea de los dos estados -de la partición del mundo ocupado e Israel en dos estados soberanos- o si ya no es posible” y toca “resucitar” la idea de un estado binacional.

“Hemos vivido en una época en la que hemos visto cosas que parecían inverosímiles (…) también es posible que Israel resuelva sus problemas, cambie sus políticas y adopte unas que sean más realistas y le garanticen un futuro mejor que el que creo les significarán las políticas actuales si persiste en ellas”, dijo.

“Pero en este momento, para qué vamos a engañarnos, la situación es muy difícil y da la impresión de que Israel está orientado en una dirección de la que no puede resultar nada bueno ni para él ni para la región”, opinó sobre el devenir de un país con el que mantiene una compleja relación.

Pero matizó que “las cosas que admiraba de Israel las sigo admirando”, entre ellas la capacidad de desarrollo económico y de integración.

Sobre esa izquierda israelí que con tanto ánimo él ensalzó en el pasado por haber sido “más idealista, más generosa que la izquierda estalinizada de lo que era la izquierda en mi juventud”-, destacó que “se ha empequeñecido notablemente”.

“Hay mucho desánimo en sus filas, y el país se ha vuelto mucho más conservador, reaccionario. Creo que hay que usar la palabra en este caso. Y creo que ese cambio de mentalidad y de opinión está representado en el Gobierno presente. Hace 30 años hubiera sido inconcebible un gobierno de esta índole en Israel”, expuso sobre el ejecutivo de Benjamín Netanyahu, formado por partidos ultraortodoxos y nacionalistas.

Vargas Llosa, que ya escribió hace unos años un primer libro sobre la situación en la zona, dijo en ese sentido que ha constatado “una política claramente colonialista, prepotente, que está provocado muchísimo sufrimiento y que yo creo que puede ser peligrosa y grave para el futuro de Israel”.

Pero aún así, rechaza iniciativas como el boicot intelectual a universidades israelíes, que consideró una “equivocación” porque constituiría “penalización colectiva”.

“En este caso me parece mucho más grave porque penalizar a las universidades o a las instituciones de cultura en Israel es penalizar a la gente que es más crítica con lo que está ocurriendo”, valoró.

El activista israelí de Rompiendo el Silencio, Yehuda Shaul, que acompañó a Vargas Llosa en su visita, aseguró que la presencia de intelectuales sirve para “abrir los oídos, corazones, ojos y mentes de la sociedad israelí y la comunidad internacional sobre la horrible situación aquí”.

“Para nosotros, es un grito para acabar con la ocupación, para salvar a Israel, nuestro país, de la ocupación”, puntualizó.