El papa Francisco y Donald Trump se enfrascaron este jueves en una serie de comentarios y críticas en los que la migración fue el detonante.
Las propuestas de campaña de Trump de construir dos mil 500 kilómetros más de muro en la frontera entre Estados Unidos y México y deportar a 11 millones de migrantes indocumentados no son del total agrado para el Pontífice.
Dentro del avión Papal, con dirección a Roma tras su vista a México, Francisco advirtió que aquel que deseé levantar muros “no es cristiano”.
“Una persona que piensa solo en construir muros, donde sea, y no construir puentes, no es cristiana”, dijo de acuerdo con información de agencias, en alusión a los dichos del magante quien ha sugerido incluso que un muro en la frontera es necesario y su construcción debe ser pagada por el gobierno mexicano.
La respuesta del magnate no tardó en llegar, desde un podio en un acto electoral en Isla Kiawah, Carolina del Sur, acusó al gobierno de México de usar al Papa como un “peón” y de hacer “muchos comentarios despectivos sobre mi”.
En su último día en México, Francisco realizó una misa en Ciudad Juárez, Chihuahua, en la frontera con Estados Unidos, en la que criticó las medidas contra la migración que obligan a muchos a pasar de forma clandestina con frecuencia en manos de cárteles de drogas y grupos de tráfico de personas.
La visita de este punto exacto de México es una jugada que Trump considera un acto político, de hecho, en días previos acusó al obispo de Roma de ser “un hombre político” y comportarse como “una pieza al servicio del gobierno mexicano” en materia de migración.
Asimismo, las declaraciones del Papa, poniendo en duda la fibra moral y la fe de Donald Trump, cayeron como un balde de agua fría sobre el más aventajado en las encuestas para hacerse con la nominación presidencial por el partido republicano: “Que un líder religioso ponga en duda la fe de una persona es vergonzoso”, dijo Trump.