FLORIDA.- Cuando un granjero se encontró con el problema de un gigantesco nido hormiguero que debía extraer, en vez de destruirlo permitió que un grupo de entomólogos lo estudiasen.
Los mismos tras realizar una serie de estudios sobre su superficie e identificar las chimeneas de ventilación marcando con rojo las que ingresaban oxígeno y con amarillo las que expulsaban CO2, emplearon 10 toneladas de cemento liviano de secado lento para así realizar un molde exacto del hormiguero.
Semanas más tarde comenzaron una cuidadosa excavación del terreno.
El resultado fue asombroso, cientos de corredores, ductos de ventilación que utilizaban el desperdicio para generar una presión negativa que expulsara el CO2 del nido, depósitos de larvas, y cámaras de “cosecha” de hongos -efectivamente, las hormigas son uno de los pocos seres vivos, junto con los humanos, que cosechan parte de su alimento-.
El resultado: una “ciudad” de 50 metros cuadrados que se extiende 8 metros bajo tierra y en la cual se distribuyen cientos de cámaras y ductos. Lo más asombroso es que este nido queda eclipsado comparado con otros nidos en lugares remotos, algunos de los cuales se extienden por kilómetros.
Las colonias de la hormiga Pogonomyrmex badius generalmente halladas en la Florida, conforman una de las más interesantes piezas de arquitectura natural que han sido descubiertas por los científicos. Al estudiar la forma y distribución de las mismas e pudo descubrir que la construcción de estas complejas estructuras no es aleatoria ni mucho menos fija, sino que la misma hace referencia a la situación actual de la colonia adaptándose a distintos tipos de terrenos, materiales e incluso preparadas para soportar eventos sísmicos.
Muchos de los mismos han sido capturados en estaño utilizando una técnica similar al proceso anteriormente mencionado. Las estructuras de estos son tan intrincadas que suelen ser expuestos como obras de arte en distintos museos.
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