Se tenga o no se tenga conocimientos de botánica, se sabe que la vida de un roble en condiciones naturales es muy longeva. Tanto su sombra como su madera es de lo más codiciado. A últimas fechas y a causa de la tragedia amazónica, hectáreas de árboles maderables y de ricos aromas se han visto tristemente consumidos por el fuego. Con todo y que son recursos renovables, éstos requieren de muchísimo tiempo para poder verlos en su bello esplendor.
La previa ilustración sirve de alegoría para explicar la trágica vida de un roble “humano”llamado simplemente Rosario Robles, y que a causa del horrible incendio que ha ido consumiendo el partido tricolor en el que había estado anidando los últimos años de su vida política, toda ella y esa enorme altura que había alcanzado, vino a dar al suelo.
Su derrumbe no fue nada discreto. Entre más grande fue en el mundo de la vanidad, más penosa resultó ser su caída y frente a quienes le confiaron todo. Ahumada y dañada física y moralmente, la mujer que había sido clave en la política de su partido, terminó prisionera, víctima, según los conocedores, de haberse fundido en una malsana relación con el empresario y dirigente deportivo, Carlos Ahumada. El hombre traía la tragedia en su apellido y ella en el suyo, la grandeza.
Nuestro México político está lleno de esos raros contubernios que lejos de halagarnos o enorgullecernos nos apenan ante la vista del resto del orbe. Las alianzas por tal de conseguir el poder, encumbrarse, empoderarse o simplemente volverse millonarios del modo más vil no es algo novedoso. En algunos casos han sido ellas las que han salido victoriosas, pero cuando no ha sido así, éstas han sido crucificadas pública y políticamente en el más alto de los Gólgotas.
A muchos años de la gran conquista española de México Tenochtitlán, Doña Marina, también llamada Malitzin, se ha visto envuelta en el gran dilema de que si su papel en la invasión extranjera fue positiva o negativa. Haberse aliado con Hernán Cortés y hasta haber tenido hijos con él la colocaron por siglos como una traidora. A últimas fechas y luego de que su imagen fuera pisoteada por propios y extraños, su actuación ha comenzado a tomar tintes diferentes al grado de pasar de a poco de villana a heroína.
Por mucho tiempo Rosario Robles Berlanga militó en el Partido de laRevolución Democrática, un partido político de la entonces denominada izquierda que la cobijó bajo sus tibias alas. La resguardó, la alimentó, la mimó y la llevó a convertirse entre el 2000 y el 2003 en una poderosa influencia política y ejemplo femenino a nivel nacional.
Dice el dicho que ni todo el amor ni todo el dinero, sin embargo, a la hora de la verdad, la empoderada dama de cabello en bob, estatura cortita y embutida en trajecitos hechos a la medida, fue abatida por los dardos punzantes de un Cupido dispuesto a comprobar que cuando él aparece, ni el roble más fuerte puede atajar sus saetas encendidas.
Carlos Ahumada, hombre no muy alto pero de porte altivo y de una presencia férrea, se le presentó a una Rosario Robles un día cualquiera allá por el 2001. Fue justo en el primer enlace de una tímida mirada cuando la carrera de la chaparrita capitalina vino al traste. Tras una serie de desacuerdos con su partido, ese al que un día presidió y que del mismo modo la había llevado a ser la primera mujer en ser jefa de gobierno en el Distrito federal, terminó por deslindarse de él para ir a los brazos de un priismo que la recibió con mimos.
Por mucho tiempo y luego de coquetearle y entregarse políticamente a un Peña Nieto que apuntaba con posesionarse como un gran favorito, Robles fue premiada con diversos cargos en el poder… pero Ahumada seguía siendo aquella sombra ardorosa bajo la cual ella vivía cegada. Consciente o no consciente de los escándalos en los que estaba inmiscuido su amor platónico, Robles siguió amándolo y defendiéndolo pese a ese video junto a Bejarano en el que se entregaban cantidades enormes de dinero… la cuenta regresiva ya no paró, el poderoso roble se pudrió, y al perder la inmunidad el tricolor con la llegada de la 4 Transformación, la dama de fino hablar terminó tras las rejas acusada de formar parte de la Estafa Maestra.
La Robles había sido un roble de bello follaje y destinada a una vida longeva, pero al hacer las cuentas y determinar la suma total de su labor, ésta arrojó que el amor por Ahumada la había dejado ahumada, tiznada, humillada y lo peor de todo, condenada. Adieu.
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