Un oso le arrancó la nariz y la boca a este hombre: sobrevivió para contarlo

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ESTADOS UNIDOS.- El oso grizzly agarró a Lee Brooke por la espalda, lo tiró al suelo y después se montó encima de él mientras rodaban por una pendiente, aplastando así el lado izquierdo de su cuerpo. El animal también mordió la mayoría de su cara. Cuando Brooke yacía sangrando, sin advertir la gravedad de sus heridas, también podía ver su nariz y bigote en el piso.

“Ahora, sabía que algo estaba mal con mi cara”, recordó.

Brooke, de 61 años, sobrevivió y compartió su historia con Michael Konopasek de KDVR, afiliada de CNN, en Denver. “No puedo imaginar ser atacado por algo así y vivir”, manifestó Brooke. “Debería haber muerto desangrado allí mismo”, añadió.

Pero Brooke no sólo salió con vida: ahora también puede detallar su extraordinaria travesía después de sobrevivir en Wyoming en octubre de 2016. Sus heridas son extensas. Le faltan los labios y la nariz y sólo puede hablar a través de un tubo traqueal en la garganta.

Aún más impresionante: los médicos lograron unir al brazo derecho de Brooke la nariz que el oso le arrancó, para mantener vivo el tejido a través de su arteria braquial. También cerraron el agujero de su cara usando injertos de piel de su pierna derecha. Los médicos esperan poder ponerle la nariz de nuevo el próximo año, durante una cirugía de reconstrucción

El ataque

Como ávido cazador, Brooke había viajado desde su casa en Pensilvania para ir a cazar ciervos, junto a unos amigos cercanos. Había logrado dispararle a un ciervo y regresó al día siguiente para sacarlos del bosque. Sin embargo, mientras se apresuraba en su búsqueda, se terminó separando de sus amigos. Cuando se acercó al animal caído, se dio cuenta que una osa grizzly lo había reclamado para ella y sus cachorros.

“Tan pronto como él se giró, ahí fue atacado y no tuvo tiempo de reaccionar”, relató en su momento Jason Hunter, un supervisor de vida silvestre del Departamento de Caza y Pesca de Wyoming.

Brooke fue levantado del suelo, y la osa se le abalanzó. Eventualmente quedó inconsciente, solo para despertarse con el animal todavía sobre él. “Sentí que me olía la mejilla. Sentí los bigotes”, le relató a Konopasek.

En ese momento, Brooke no tenía su arma: entonces golpeó a la osa. Ella le mordió el brazo. La única defensa que le quedaba era un cuchillo de cocina en su bolsillo.

La sangre nubló su visión. Temiéndole a la muerte, el hombre sacó el cuchillo y apuñaló al animal unas cuatro veces. “Estaba así de cerca de su nariz”, explicó Brooke, indicando que había poco espacio entre los dos. “No sé si hubiera sido lo suficientemente valiente como para apuñalarla si la habría visto”, añadió.

La osa huyó.

¿Lo encontrarían?

Brooke gritó pidiendo ayuda. Una pareja oyó sus súplicas y llamó a las autoridades. Pasó una hora. Rezó: “Dios, podría ser útil algo de ayuda ahora mismo”. Aproximadamente en esos momento, su compañero de caza y cuñado George Neal lo encontró. Mientras lo buscaba, Neal se topó primero con el bigote y la nariz de Brooke. “Yo dije: ‘Oh, no. Esto no va a ser bueno’”, recordó.

Entonces, Neal recogió la nariz y el bigote y los metió en el bolsillo de su cuñado. “Aguanta esto hasta que saquemos de la montaña”, le dijo. Después, rompió su camisa y envolvió a Brooke lo mejor que pudo para tratar de mantenerlo caliente. “Estaba como temblando”, añadió Neal.

Brooke fue llevado inicialmente a un hospital en Riverton, Wyoming, donde lo estabilizaron. Siete horas después del ataque, un helicóptero de emergencia lo transportó 563 kilómetros para recibir atención especializada en el Swedish Medical Center de Englewood, Colorado.

Entre los médicos que lo esperaban estaban un dúo de esposos que acababan de terminar años de intenso entrenamiento de cirugía plástica. Los doctores Benson Pulikkottil y Lily Daniali serían críticos en la recuperación de Brooke. Pero en ese momento, él era el sexto caso de este tipo que atendía Daniali y el 15 en el caso de Pulikkottil.

“Lee Brooke es un tipo especial”, le dijo Daniali a CNN, asegurando que su historia es una de “resiliencia, de voluntad de vivir y de una atención médica compasiva y orientada al trabajo en equipo”.

Graves heridas

El lado izquierdo de su cuerpo estaba fracturado, y tenía mordiscos y laceraciones en todo el cuerpo, según Daniali. Casi todos los huesos craneofaciales sufrieron lesiones. Las cuencas de sus ojos estaban rotas, así como parte de su mandíbula estaba rota. La herida abierta en su rostro estaba “contaminada con tierra, ramitas y oso”, deatlló Daniali.

Casi todos los huesos en la cara de Brooke sufrieron daños extensos. Los médicos usaron piel de su pierna para poder cerrar el agujero que le dejó el oso.

Los médicos temían una infección, por eso lavaron y limpiaron de las heridas extensamente. “La mayoría de estas personas que son atacados por osos terminan sufriendo graves infecciones y teniendo muchas complicaciones a causa de eso”, añadió la médica. Además, Pulikkottil completó: “el 99% de los ataques de osos grizzly son fatales”.

Brooke estuvo en coma inducido durante los primeros meses que estuvo en la Unidad de Quemados y Reconstrucción del hospital. De hecho, en los dos meses y medio iniciales tuvo 12 cirugías diferentes. Los médicos reconstruían los huesos de su cara con parte de su pierna. Las placas metálicas también ayudaron a restaurar las facciones de su rostro.

Pero las cirugías fueron sólo una parte de su tratamiento: sufrió de estrés postraumático y debió someterse a terapia intensiva para llevar su trauma. También tuvo que rehabilitar físicamente su cuerpo, comenzando lentamente a hacer ejercicio y aprendiendo pequeñas tareas como cómo volver a comer.

Sobrevivir con humor

El agradecimiento que Brooke siente por estar vivo quedó en evidencia durante un evento de recaudación de fondos para él, en su pueblo natal de Westfield, Pennsylvania. Estaba animado y de buen humor, mientras hablaba sobre el día que le cambió la vida, su lucha contra la gigante osa grizzly y el deseo que tenía de vivir para volver a ver a su esposa Martha.

Cientos de personas pasaron por el evento durante la tarde para donar a los gastos médicos que aún tiene y para oír su historia sobrecogedora e inspiradora. Brooke no puede trabajar y no se sabe cuándo podrá volver a hacerlo.

Por ahora, está feliz de poder pasar el Día de Acción de Gracias con su familia. El año pasado debió quedarse en el hospital. Regresará a la clínica a finales de diciembre para más procedimientos. Se someterá a otra media docena de cirugías durante el próximo año para reconstruir el labio superior y la nariz, utilizando el cartílago de las costillas y orejas, así como el tejido de la nariz que tiene adherido al antebrazo. Los médicos utilizarán la piel de su frente como la capa externa de su nueva nariz.

Él no pierde su sentido del humor. Es capaz de hacer bromas sobre tener tornillos metálicos en la cabeza. “Ahora, cuando dicen que tengo un tornillo suelto, eso puede ser cierto”, le dijo a KDVR. Simplemente está feliz de seguir vivo.

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