Un estilo de vida saludable reduce hasta un 59% la mortalidad tras un infarto

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MÉXICO.- Un estudio liderado por investigadores de la Fundación Jiménez Díaz, su Instituto de Investigación Sanitaria (IIS-FJD, UAM) y la Universidad Autónoma de Madrid muestra que llevar un estilo de vida saludable reduce en 35% el riesgo de eventos isquémicos o muerte y en 59% la mortalidad total después de un síndrome coronario agudo.

La investigación, publicada en la revista American Journal of Preventive Cardiology, demuestra que mantener una dieta equilibrada, hacer ejercicio, reducir el estrés y evitar el tabaco mejora el pronóstico y son factores independientes de protección, más allá del tratamiento farmacológico.

El estudio fue dirigido por los doctores José Tuñón, jefe del Servicio de Cardiología de la Fundación Jiménez Díaz y catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), y Luis M. Blanco-Colio, jefe del Grupo del Laboratorio de Patología Vascular del Instituto de Investigación Sanitaria de la Fundación Jiménez Díaz (IIS-FJD, UAM), ambos pertenecientes al Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Cardiovasculares (CIBERCV). La primera autora fue la doctora Ester Cánovas, también del Servicio de Cardiología de la Fundación Jiménez Díaz.

El estudio observacional, prospectivo y multicéntrico analizó a 685 pacientes con antecedentes de síndrome coronario agudo, evaluando su estilo de vida tras el evento isquémico y asignando una puntuación de 0 a 7 según el cumplimiento de los siguientes hábitos saludables: consumo de frutas y verduras, ingesta regular de pescado, evitar más de siete bebidas alcohólicas semanales, control del estrés, práctica de ejercicio físico, vida laboral activa y abandono del tabaco.

Los resultados revelaron que, tras casi cinco años de seguimiento, los pacientes con una puntuación de 4 o más mostraron una reducción significativa del riesgo: 35% menos de eventos isquémicos o muerte y 59% menos de mortalidad total. Además, se observó una mejora en su perfil lipídico y una reducción de la inflamación, lo que confirma la influencia positiva de estos hábitos en la salud cardiovascular.

Aunque los tratamientos médicos, como las estatinas y otros hipolipemiantes, han mejorado el pronóstico de los pacientes con síndrome coronario agudo, el estudio demostró que “los hábitos saludables siguen desempeñando un papel esencial e independiente para la supervivencia y la calidad de vida de los pacientes con enfermedades cardiovasculares”, aseguró el doctor Tuñón.

Incluso en pacientes que siguen una terapia médica óptima, adoptar un estilo de vida saludable sigue ofreciendo beneficios significativos en la reducción de eventos y mortalidad. Por ello, “se pone de manifiesto que los avances farmacológicos no deben eclipsar la importancia de las intervenciones en el estilo de vida saludable”.

Finalmente, el estudio hace un llamado a aumentar la concienciación sobre los beneficios de seguir estas pautas para prevenir eventos cardiovasculares, incluso en pacientes con tratamiento médico óptimo. En este sentido, destaca la necesidad de insistir en los pacientes con cardiopatía coronaria, ya que tienden a ser más adherentes al tratamiento farmacológico que a los cambios en su estilo de vida. En concreto, solo la mitad de ellos siguen las recomendaciones médicas en este aspecto.

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