El ministro de Asuntos Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu, ha advertido que su Gobierno podría poner fin a su promesa de contener el flujo de inmigrantes con destino a Europa si la Unión Europea no permite a sus ciudadanos viajar sin visado por el bloque comunitario a partir de octubre.
Las declaraciones de Cavusoglu al diario alemán Bild llegan en un momento en el que las tensiones entre Ankara y Occidente se han visto incrementadas desde el fallido golpe de Estado del 15 de julio. Turquía está molesta por la respuesta insensible de sus aliados occidentales al golpe que dejó 240 muertos, la mayoría civiles.
Consultado sobre si los cientos de miles de refugiados retenidos en Turquía podrían dirigirse a Europa si la UE no concede a los ciudadanos turcos la exención de visado a partir de octubre, el ministro ha advertido de que podría llegar a suspenderse el acuerdo. «No quiero hablar sobre el peor de los casos, continuamos las conversaciones con la UE, pero está claro que o bien aplicamos todos los acuerdos al mismo tiempo o bien suspendemos todos», ha apuntado.
El acceso a la UE sin la necesidad de un visado es la principal recompensa para conseguir la colaboración de Ankara en la detención de la llegada de los inmigrantes a Europa, pero su aplicación ha sufrido retrasos por la disputa sobre la legislación antiterrorista turca y la política de represión. El comisario europeo Guenther Oettinger ha advertido de que no espera que la UE conceda a Turquía la exención de visados en el 2016 debido a la represión aplicada por el Gobierno turco tras el fallido golpe militar.
Cavusoglu ha subrayado que los tratados firmados estipulan la eliminación de los visados para todos los turcos a partir de octubre y ha censurado la actitud de la UE. «No puede ser que pongamos en práctica todo lo que es bueno para la UE, pero que Turquía no reciba nada a cambio», ha declarado.
Antes de conceder la exención de visado, Bruselas quiere que Turquía suavice su ley antiterrorista. Erdogan dice que no puede hacer eso teniendo en cuenta las múltiples amenazas de seguridad, que incluyen a milicianos de Estado Islámico en la vecina Siria y a milicianos kurdos en el sureste del país, de mayoría kurda.
Europa y Estados Unidos están preocupados por las duras medidas tomadas luego del golpe. Algunos gobiernos occidentales temen que esto pueda afectar la estabilidad en este país miembro de la OTAN y sospechan que el presidente, Recep Tayyip Erdogan, está usando las purgas como una excusa para aquietar a la disidencia.