ESTADOS UNIDOS.- El gobierno de Donald Trump utilizó el púlpito de las Naciones Unidas para acorralar al círculo más cercano al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunciando no sólo una nueva ronda de sanciones sino, incluso, insinuando que apoyaría una insurrección militar para cambiar el régimen.
“[El] régimen [de Maduro], francamente, podría ser derrotado rápidamente por los militares, si los militares deciden hacer eso”, aseguró Trump antes de una reunión bilateral con su homólogo colombiano, Iván Duque.
La frase pareció confirmar la información que hace pocas semanas publicaba el “The Washington Post” sobre reuniones entre la Casa Blanca y el ejército venezolano para derrocar a Maduro, y fue una provocación en toda regla al régimen de Caracas.
El canciller venezolano Jorge Arreaza, salió al paso con un desafío claro: si Estados Unidos apoya o provoca una intervención militar en Venezuela, “Vietnam se quedará corto”. “No podrán con nosotros”, sentenció el canciller, avisando que las “milicias” van a responder a cualquier tipo de intromisión.
No fue la única afrenta contra Venezuela de Trump durante la primera jornada de la Asamblea General de la ONU. Caracas estuvo en el centro de un discurso en el que instó a las naciones del mundo a unirse para “restaurar la democracia” en el país sudamericano.
“Venezuela o está de moda o es sujeto de castigos para ocultar problemas internos”, opinó Arreaza. Ajeno a los comentarios de los funcionarios venezolanos y para seguir con las medidas de presión, el Departamento del Tesoro de EU anunció una nueva ronda de sanciones contra el núcleo más cercano del presidente Maduro; tan cercano que afectó a su esposa, Cilia Flores; a su vicepresidenta, Delcy Rodríguez, e incluso incautó un jet privado valorado en 20 millones de dólares a Diosdado Cabello, ex mano derecha de Hugo Chávez.
El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, anunció, por su parte, que su país destinará 48 millones de dólares en asistencia humanitaria para sus aliados, para ayudarles a hacer frente la “crisis humanitaria” que se está despertando en el continente por la llegada de migrantes venezolanos a su territorio.
“Es algo que rompe el corazón”, dijo Pence, de un país que en su opinión vive en un “colapso político” lleno de “violencia y tiranía”.
Para Trump, lo que pasa en Venezuela es “algo horrible”, y recordó que hace un tiempo “era el país más rico” de la región. Ahora, lo que está pasando, es “realmente inaceptable”.
La presión por parte de la comunidad internacional tampoco cesa.
Los presidentes de Brasil y Ecuador, Michel Temer y Lenín Moreno, también tuvieron este martes palabras críticas contra el régimen de Maduro durante sus discursos ante el pleno de Naciones Unidas,
Además, el Grupo de Lima se reunió para analizar la situación del país sudamericano.
Se tiene previsto que este miércoles cinco países (Argentina, Colombia, Chile, Paraguay y Perú) presenten una carta para solicitar a la Corte Penal Internacional (CPI) que investigue supuestos crímenes de lesa humanidad cometidos en Venezuela.
“Es una estrategia para agredir”, dijo Arreaza al respecto.
Se tiene previsto que Venezuela tome hoy la palabra en la Asamblea General de la ONU, aunque si finalmente Maduro no aparece por Nueva York —que es lo más probable— su turno será pospuesto hasta el jueves.
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