Parecía una simple anotación más en la nueva goleada dentro de la Copa del Mundo Femenil Sub-17, esta vez sobre las anfitrionas (4-1), pero Christopher Cuéllar sabía que era valiosa. Es por eso que celebró efusivamente el cabezazo de la atacante Gabriela Juárez al minuto 85 de juego.
Primer objetivo cumplido para un grupo que viajó a Medio Oriente para demostrar que el balompié de mujeres tricolor da pasos firmes hacia adelante.
Lo ha hecho durante 180 minutos en los que han sido mejores que sus contrincantes. Las victorias sobre Nueva Zelanda (5-0) y Jordania no sólo le tienen en la ronda de los ocho por segundo Mundial infantil consecutivo, sino en la cúspide del Grupo A. Tiene las mismas seis unidades que España y su diferencia de goles es idéntica (+8), pero han hecho un tanto más (nueve) que las subcampeonas de Europa (ocho), por lo que igualar el viernes en Ammán le dará un histórico liderato de sector. La Furia Roja será la obligada a ganar. Sí, el festejo de Juárez podría marcar la diferencia.
Eso explicó el frenesí de los minutos finales en la portería defendida por la casi siempre insegura Rand Albustanji. Desde el silbatazo inicial de la árbitro fiyiana Finau Vulivuli, las chicas vestidas de guinda se percataron de los problemas experimentados por una de las niñas jordanas que usaron ese místico velo llamado hiyab, y trataron de sacarles provecho. No sin antes sufrir más de la cuenta.
Porque la obra de arte construida por la delantera Sarah Abu-Sabbah desató la algarabía en las casi colmadas tribunas del estadio Internacional Al Hassan y dejó boquiabiertas a algunas chicas en la banca mexicana. La jugadora perteneciente al Bayer Leverkusen hizo gala de su fuerza física para vencer en la lucha a la volante Luisa Delgado y después mostró gran técnica en el golpeo con la pierna izquierda al sacar un disparo inatajable para la guardameta Kelsey Brann. Golazo (6’).
Mero espejismo para el equipo de un un país que tiene en el desierto a su genuino hábitat. Siete minutos después, Albustanji fue incapaz de controlar un balón que le venía franco y le envió al saque de esquina que representó la igualada. Volvió a titubear en el juego aéreo y, después de algunos rebotes, la zaguera Jazmín Enrigue silenció a la muchedumbre (13’).
La desilusión fue colectiva 240 segundos después, cuando Dayana Cázares recibió la pelota en el sector derecho del área asiática y venció a la dubitativa guardameta. Su disparo no fue el mejor, más para estremecer las redes locales.
Jugada catártica. A partir de entonces, el Tricolor presumió cualidades futbolísticas, como trazos rápidos y variantes. Lo único que le faltaba era reflejarlo en el marcador con el gol de la paz.
Ese que cayó hasta el 54’, cuando Jacqueline Ovalle mostró que no sólo sabe desequilibrar por la banda. Jugó sobre una baldosa en el área y, tras librarse de dos jordanas, venció a Albustanji con un zurdazo.
Cuéllar resopló, pero verdaderamente se emocionó cerca del ocaso, gracias al enésimo desborde de Ovalle. El servicio fue preciso para Juárez, quien rubricó la anotación y dio a México el liderato del sector. Los cuartos de final están seguros, ahora hay que dirimir el primer sitio con España, el viernes.
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