CHINA.- Tres astronautas chinos regresaron a la Tierra este viernes después de más de seis meses en la estación espacial Tiangong y algunos días de incertidumbre por los daños que sufrió su nave de retorno, informaron las autoridades.
La cápsula que transportaba a los tres hombres de la misión Shenzhou-20 aterrizó en Mongolia Interior, al norte del país, según imágenes del canal CCTV.
¿Qué daños sufrió la nave de los tres astronautas chinos?
Previsto para el 5 de noviembre, su viaje de regreso fue pospuesto tras la detección de un posible impacto de microescombros espaciales en su nave.
Un daño de este tipo presentaba un riesgo vital para la tripulación durante el regreso a la atmósfera terrestre.
¿Cómo fue el regreso de los astronautas chinos?
Suspendida de un inmenso paracaídas rojo y blanco, la cápsula que transportaba a la tripulación de la misión Shenzhou-20 descendió lentamente en altitud antes de tocar el suelo desértico de la zona de aterrizaje, en Mongolia Interior.
Los astronautas llegaron a las 16:40 horas. Los tres hombres, Chen Dong, de 46 años; Chen Zhongrui, de 41 años; y Wang Jie, de 36, “se encuentran bien”, aseguró la agencia espacial encargada de los vuelos tripulados, la CMSA.
La ventana de la cápsula de retorno de la nave Shenzhou-20, con la que se suponía que regresarían a la Tierra, presentaba una “fina grieta” y “ya no cumplía con los criterios” para “un regreso seguro”, indicó la agencia el viernes por la mañana.
Para no correr ningún riesgo, finalmente regresaron a la Tierra con otra nave, la de la misión Shenzhou-21, con la que la tripulación que los relevó llegó a principios de noviembre a Tiangong.
“En estos últimos días, sentimos que el Partido (comunista en el poder, ndlr), el país, toda la población y el equipo de ingeniería estaban preocupados por nosotros”, declaró Chen Dong, el capitán de la misión.
“Esto nos ayudó a entender por qué el programa espacial tripulado siempre debe priorizar la vida por encima de todo y la seguridad como prioridad”, subrayó, recostado en una tumbona y envuelto en una manta para mantenerse caliente.
Este retraso en el viaje de regreso constituye un contratiempo poco común para un programa espacial chino habitualmente bien organizado y que aspira, entre otras metas, a enviar chinos a la Luna para el año 2030.
El programa espacial chino es el tercero en poner humanos en órbita, después de Estados Unidos y la antigua Unión Soviética.
China ha estado excluida de la Estación Espacial Internacional desde 2011, cuando Washington prohibió a la NASA colaborar con Pekín.
Desde entonces, ha tratado de incorporar a otros países a su programa espacial y en febrero firmó un acuerdo con su aliado tradicional, Pakistán, para reclutar a los primeros “taikonautas” extranjeros.
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