SIRIA.- “Tenía 11 años cuando los combatientes me llevaron para entrenarme. Me enseñaron a usar armas, decían que las armas lo son todo, que son más importantes que nuestros padres”, relató Alí, uno de los tantos niños de la ciudad siria de Duma que fueron víctimas de los yihadistas.
Durante más de tres años, esta urbe ubicada a 10 kilómetros de Damasco estuvo bajo control del grupo armado Yeish Al Islam, hasta que fue liberada por el Ejército sirio en abril de 2018. En el transcurso de la ocupación, los combatientes crearon una extensa red de túneles bajo la ciudad y obligaron a los hombres y niños del lugar a excavarlos.
En reiteradas ocasiones, el menor fue testigo de cómo los terroristas “venían en camionetas con la parte trasera abierta, bajaban a un hombre de la camioneta, le ponían un fusil en la sien” y luego “le pegaban un tiro en la cabeza o lo mataban con un cuchillo”.
“Si le cortaban la cabeza, la ponían sobre la camioneta y se ponían a dar vueltas con ella”, mientras que “si lo fusilaban, colocaban el cuerpo sobre la camioneta y recorrían los alrededores” de manera que “todos lo pudieran ver, tanto los adultos como los niños”, contó el menor.
Pequeños soldados
Lejos de ser el único caso, una historia similar a la de Alí le ocurrió a Habib, un menor de Maskanah, en la provincia siria de Alepo. En 2013, esta ciudad fue tomada por el grupo terrorista Frente Al Nusra y más tarde por el EI. Los extremistas obligaban a todos los niños a asistir a cursos de la ‘sharía’, donde se los formaba como soldados.
“Tenía 8 años cuando empezaron a llevarnos a la fuerza a la mezquita para enseñarnos a ser soldados”, relató Habib. Y prosiguió: “Nos enseñaron a montar y desmontar armas” mientras “nos decían que los soldados del Ejército Árabe Sirio eran perros, animales”, de modo que “todo el que matara a un soldado del Ejército Árabe Sirio, después de morir iría al paraíso, donde lo esperarían concubinas”. Y aunque “nosotros no queríamos aprender a montar armas”, los terroristas “nos obligaban, golpeándonos con palos en las manos”.
¿Realidad o pesadilla?
Al igual que en el caso de otros niños, el pequeño también presenció cruentas ejecuciones a manos de los combatientes: “Les cortaban la cabeza a las personas y obligaban a los niños a jugar con ellas al fútbol”, por lo que “después de ver eso, empecé a tener pesadillas”, confesó el menor.
“Yo tenía 6 años cuando nos llevaron allí a mis primas y a mí”, contó Hanin, hermana de Habib. “Nos hacían estudiar el Corán, dinamitaban escuelas, nos obligaban a ir a la mezquita y nos enseñaban a usar armas”, continuó la pequeña, añadiendo que “les tenía miedo porque tenían un aspecto aterrador” y “unas barbas horribles, eran asquerosos”.
Olvidar el horror
Las escenas de violencia que presenciaron estos niños los afectaron. Algunos quieren imitar lo que vieron con sus juguetes o con los miembros de su familia, por lo cual los psicólogos reciben muchas quejas de colegios sobre niños agresivos e incontrolables. A los más problemáticos se los envía a centros de apoyo para tratarlos con ayuda de médicos y expertos.
Pero a pesar de la dura experiencia vivida, Alí se muestra optimista: “Me gustaría ser periodista, aprender otros idiomas y viajar mucho”, ya que los extremistas “no nos dejaban estudiar” pero “ahora mi sueño es tener una buena educación”.
Mantente informado las 24 horas, los 7 días de la semana. Da click en el enlace y descarga nuestra App!