El magnate del sector inmobiliario, Donald Trump, sufrió este lunes a manos del senador por Texas, Ted Cruz, una derrota que le ha arrebatado su condición de inevitable en la lucha por la nominación presidencial en el Partido Republicano, en unas elecciones primarias en Iowa que se convirtieron en un amargo bautizo.
A 99% del conteo de votos, Cruz ganaba con 28%, frente a Trump, con 24%. La derrota del empresario, quien apenas el pasado domingo se encontraba al frente de todas las encuestas, contrastaba ayer lunes con el sorpresivo avance de las aspiraciones del senador por Florida, Marco Rubio, quien conseguía consolidarse en un tercer lugar (23%) en las preferencias de los electores en Iowa.
Trump aceptó la derrota y tras felicitar a Cruz advirtió que seguirá adelante: “Continuaremos para lograr la nominación republicana, y vencer a Hillary Clinton o Bernie Sanders, quien sea el rival. Amo Iowa (…) Volveré muchas veces, de hecho, creo que me compraré una granja”.
El drama de Donald Trump disputaba este lunes el protagonismo con la agónica batalla entre Hillary Clinton y su más inmediato adversario, Bernie Sanders, quien le pisaba los talones en la última fase del escrutinio.
Al cierre de la edición, mientras Clinton avanzaba hacia una victoria bajo mínimos (50.2%), Sanders (49.3%) se mantenía impasible al 94% del conteo de votos.
En medio de un proceso de auscultación que se desarrolló en auditorios deportivos, iglesias y escuelas, Clinton contemplaba el gradual avance de sus posiciones. En medio de una intensa batalla, sus operadores conseguían convencer a los simpatizantes de Sanders sobre las dudosas posibilidades del senador por Vermont para sobrevivir en el largo recorrido.
“Creo que la gente entendió que aunque Sanders es auténtico y creíble, saben que los demócratas necesitan a alguien fuerte como Clinton para llegar a la Casa Blanca”, aseguró un portavoz de la campaña Clinton que pidió permanecer el anonimato al revelar así la principal línea argumental para convencer a los simpatizantes de Sanders.
“A juzgar por la forma en que algunos simpatizantes de Bernie Sanders decidieron cambiar su apoyo a última hora y ofrecer su respaldo a Clinton, demuestra que entre el electorado demócrata hay el convencimiento de defender el legado de Barack Obama”, consideró David Axelrod, uno de los estrategas que llevaron a Obama a la Casa Blanca en 2008.
Ausentes de los primeros cinco lugares en el bando republicano, el ex gobernador de Florida, Jeb Bush, y los gobernadores de New Jersey y Ohio, Chris Christie y John Kasich, vivían una noche amarga.
Una de las primeras víctimas en Iowa fue el ex gobernador de Maryland, Martin O’Malley, quien este mismo lunes anunciaba su decisión de suspender su campaña para dejar así la vía libre a Hillary Clinton y Bernie Sanders. También el republicano Mike Huckabee anunció su retiro de la contienda.
La popularidad de Cruz entre la base cristiana y evangelista obligaron a la campaña de Donald Trump a lanzar una campaña de ataques de última hora para presentar a Cruz como una amenaza contra la industria del etanol, de la que dependen miles de agricultores:
“Su propio gobernador se los ha advertido. No voten por Cruz porque va a destruir la industria del etanol”, aseguró Trump en un mitin celebrado ayer lunes por la tarde.
Para analistas que observaron el errático comportamiento de Donald Trump durante el escrutinio, el factor de “impredictibilidad” del magnate pudo haber jugado importante en su derrota: “A lo mejor a los electores de Iowa no les gusta los gestos de inestabilidad para alguien que aspira ocupar la Casa Blanca”, consideró el analista Larry Sabato.
De confirmarse las tendencias que apuntaban hacia una victoria de Hillary Clinton, su campaña podrá respirar y reorganizarse para la próxima parada en New Hampshire el próximo 9 de febrero.
“La sola idea de repetir la mala experiencia del 2008, cuando perdió a manos de Barack Obama, habría puesto en un escenario de pesadilla a Clinton”, comentó la analista Gloria Borger al poner en perspectiva la viabilidad de una candidatura de Clinton que en el curso de los últimos meses parecía ir perdiendo fuelle.
A nivel nacional, las encuestas a favor de Hillary Clinton la mantienen a la cabeza con 51.6% frente a 37.2% de Bernie Sanders, un candidato que ha conseguido ilusionar a los electores más jóvenes con su propuesta de una “revolución política” para poner un alto a la creciente brecha entre los más ricos y los más pobres y acotar el poder de Wall Street y su “poder corruptor” entre la clase política.
En el bando republicano, tras la victoria de Ted Cruz, las campañas de sus adversarios tendrán que adaptarse a un nuevo escenario de expectativas, con el descalabro de Trump como una de las lecciones más importantes en Iowa.