La compañía Reputation Institute ha presentado su ‘ranking’ anual de países con mejor reputación del mundo RepTrak, que evalúa a 55 naciones tomando en cuenta lo avanzado de la economía, lo atractivo del medioambiente y la eficacia del gobierno.
Las puntuaciones se han medido a partir de la percepción de más de 58.000 personas del antiguo G8 (Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Rusia, Reino Unido y EE.UU.), encuestadas entre marzo y abril de 2019.
Por segundo año consecutivo, Suecia lidera la lista, resultado que los autores del ‘ranking’ atribuyen a los esfuerzos del país escandinavo por cuidar su imagen y a sus ciudadanos, siendo elogiado desde hace mucho tiempo por su sistema de salud universal y su compromiso con la igualdad de género.
Suiza, Noruega, Finlandia y Nueva Zelanda —países que también trabajan por cerrar la brecha salarial de género— se situaron en los puestos dos, tres, cuatro y cinco de la lista, respectivamente. Otras naciones del ‘top 10’ son Canadá, Dinamarca, Australia, Países Bajos e Irlanda.
Perú, líder en la región
El país latinoamericano mejor posicionado es Perú, que aparece en el puesto 25 del ‘ranking’, seguido en la región por Chile (puesto 28), Argentina (29) y Brasil (34).
Fernando Prado, el vicepresidente de Reputation Institute a cargo de América Latina y España, explica al respecto que Perú ha sido “un ejemplo de éxito en la gestión de su marca país”, al capitalizar “su legado cultural, arqueológico y su gastronomía”, además de alinear “a actores públicos y privados en la promoción internacional”, informan medios locales.
La reputación de EE.UU., en declive
Por otro lado, todos los países de Sudamérica mencionados aparecen en la lista por delante de EE.UU., cuya reputación ha estado en declive desde 2016 y que ocupa el puesto 36 en el listado, justo por debajo de Filipinas. Para Stephen Hahn-Griffiths, director de reputación de RI, este resultado “habla de la falta de atractivo emocional que rodea a la marca de EE.UU.”, que parece haber perdido la confianza tanto a nivel internacional como nacional, probablemente a raíz de la retórica nacionalista que a veces emana de la Casa Blanca.
“EE.UU. se encuentra en una encrucijada ética y moral”, sostiene Hahn-Griffiths, quien subraya que no es suficiente tener una economía avanzada, pues “se trata de lo que estás haciendo para ayudar a la sociedad a progresar de la manera correcta”, recoge Forbes.
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