TOKIO.- Airi Sato, de 22 años, quien se hacía llamar Mogami Ai, fue asesinada a plena luz del día en Takadanobaba, en el barrio de Shinjuku (Tokio) mientras realizaba una transmisión en vivo. Ella estaba en medio del live titulado “Un paseo por la línea Yamanote” durante la mañana del martes (11 de marzo) y se había detenido en la estación de Takadanobaba del JR Yamanote. En medio de la transmisión, gritó “¡Ayuda!”, cuando un hombre la atacó, apuñalándola varias veces.
Quienes estaban en el “En vivo”, estaban preocupados y sin poder presenciar el ataque, inundaron el chat de Sato. Momentos después, un hombre de unos 40 años con una máscara miró a la cámara con una expresión inquietante. Según los espectadores, pateó el cuerpo de Airi varias veces mientras ella yacía en el suelo. La policía acudió al lugar de los hechos, donde encontró a la mujer inconsciente, con múltiples puñaladas en la parte superior del cuerpo y la cara.
¿Por qué mató a la streamer?
Kenichi Takano, de 42 años, fue detenido por la policía después del asesinato. El hombre declaró a la policía que su motivo fue porque no le devolvió el dinero que le prestó. El hombre se hizo fan de las transmisiones en vivo de Sato en diciembre de 2021 —cuando él tenía 38 años, y ella con 18 años recién cumplidos—. La conoció frecuentando el bar donde ella trabajaba, en que era anfitriona de un club de cabaret y camarera ocasional.
Kenichi le dio a Airi una gran cantidad de donaciones a través de WhoWatch, una plataforma de streaming popular en Japón. Capturas de pantalla de conversaciones en la aplicación de mensajería LINE, obtenidas por medios locales, entre ambos de 2022, mostraban a Airi pidiéndole repetidamente a Kenichi que le “prestara” dinero por diversas razones.
“Lo siento mucho, olvidé mi cartera en el trabajo ayer y no tengo efectivo, necesito pedir prestado un poco. Te lo devuelvo mañana o pasado cuando lo recupere”, le decía la streamer al señor.
Esa no fue la última vez que le pidió dinero. Con el paso del tiempo, las razones de Airi se volvieron cada vez sospechosas. En un mensaje, ella afirma que la “presionaron parcialmente” para comprar una botella de champán cara para el cumpleaños de un compañero en el lugar donde trabajaba. En otra solicitud, relató que Airi le contó que vomitó sangre y le preocupaba que pudiera tener cáncer.
La mayoría de las solicitudes eran pequeñas, de unos pocos 10 mil yenes (unos 68 dólares / unos mil 340 pesos mexicanos). Sin embargo, llegó a pedirle hasta un millón de yenes (unos 6 mil 735 dólares / 133 mil 940 pesos mexicanos). Al final, Kenichi le contó a un amigo que le había prestado a Airi en total más de 2.5 millones de yenes (unos 16 mil 850 dólares) / 334 mil 840 pesos mexicanos).
De acuerdo con la radiodifusora pública NHK, el hombre demandó a Airi en un tribunal civil en 2022 y ganó el caso en diciembre de 2023. Sin embargo, la joven no pagó su deuda y “desapareció” sin dejar pistas de su paradero. Según un fan de Airi, ella habló del caso en una transmisión en vivo. Admitió haberle pedido dinero prestado a un “oyente”, cuyos comentarios en LINE se habían vuelto “horribles”, y lo terminó bloqueando.
El martes, Kenichi recibió una notificación de que iba a transmitir en vivo, que incluía su plan de visitar estaciones de la Línea Yamanote en Tokio. En lugar de seguir buscando cualquier recurso legal a su disposición, tomó un cuchillo de caza y se dirigió desde la ciudad de Tochigi a Tokio, a un par de horas de distancia en auto.
Simpatía y condena por el feminicidio de Airi
Algunos usuarios en redes sociales en Japón, pese al caso, mostraron plena simpatía con Kenichi, asegurando que Airi se aprovechó de él y lo ven como víctima de una mujer manipuladora. En abril de 2024, Mai Watanabe fue sentenciada a ocho años y medio de prisión por robar millones de yenes a varios hombres con estafas románticas. Sin embargo, no hay pruebas de que Airi fomentara una relación romántica o sexual con Kenichi, que le doblaba la edad. Tampoco hay pruebas de que él buscara tales relaciones.
“Ella se lo buscó”, decían en algunos comentarios. También fue revictimizada por haber compartido su ubicación teniendo una causa legal en su contra. Sin embargo, también criticaron al hombre por haber tomado esa medida de forma drástica, diciendo que pudo haber contactado a un gestor de cobranzas o un abogado para imponerle un embargo, una orden de pago, o una nueva demanda contra la streamer para devolverle el dinero.
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