Quienes aman a los gatos los eligen por su naturaleza tranquila e independencia. Los que prefieren a los perros aseguran que es mejor una mascota fiel y juguetona. Quizás no haya una respuesta perfecta y solamente se trate de nuestras preferencias personales. Incluso pueden gustarte ambos. Pero un estudio presentado en la Asociación para la Ciencia de la Psicología dice que hay un rasgo distintivo entre quienes prefieren uno u otro: la inteligencia.
Los rasgos de una persona inteligente
La investigación se realizó con los datos de 600 personas y mostró que quienes se consideran una «persona de los gatos» son más inteligentes que quienes son una «persona de los perros». Aquellos que tienen gatos son más introvertidos, se quedan dentro, mientras quienes tienen perros prefieren salir, hacer actividades al aire libre, hablar con gente.
Estas últimas características pueden influir debido a que quienes pasan tiempo dentro suelen calcular mejor sus decisiones, tienen más tiempo para pensar e incluso para leer. Además, se demostró que quienes tienen gatos no siguen demasiado las reglas, sino que prefieren hacer las cosas según la conveniencia o no y usar la creatividad. Quienes tienen perros siguen las reglas al pie de la letra.
En general, de todas formas, un 60% de los participantes dijeron que prefieren a los perros, mientras solo un 11% se consideró amante de los gatos. El resto dijo que les gustan ambos o ninguno. Esta investigación necesita ampliarse para abarcar todas las edades, aunque otros estudios similares han tenido respuestas parecidas.
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