La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, recibió ayer la llama olímpica sin saber si estará en el cargo en la apertura de los Juegos de Río 2016, mientras su defensa quemaba sus últimos cartuchos para intentar impedir un probable juicio político.
“Brasil será capaz, conviviendo con un período difícil, crítico para su historia y la democracia”, de ser “el mejor anfitrión que los Juegos Olímpicos”, declaró Dilma al recibir el fuego olímpico, que llegó al país desde Grecia, tras una escala en Ginebra.
La ceremonia, que pudo haber sido uno de los últimos grandes actos del mandato de Rousseff, se realizó en el Palacio presidencial de Planalto, vecino al Parlamento, donde una comisión del Senado escuchaba a tres expertos en derecho citados por la defensa de la mandataria.
El senador Antonio Anastasia, instructor de la comisión, tiene previsto presentar este hoy un informe en el que pedirá que el caso sea archivado o, como se espera en medios políticos, que avance al pleno del Senado, que la semana próxima decidirá si se instaura el proceso con miras a la destitución de Rousseff.
Si el juicio político fuera iniciado, la mandataria será separada del cargo durante los 180 días que puede durar el proceso y su lugar será ocupado por el vicepresidente Michel Temer, que completaría el mandato que vence el 1 de enero de 2019 si Rousseff fuera finalmente destituida.
Durante la ceremonia, Rousseff casi no aludió a su situación, pero dijo ser consciente de la “inestabilidad política” que vive el país.
Los favorables al “impeachment”, como se conoce el proceso de destitución de un gobernante en Brasil, hicieron lo propio y saludaron el paso de la antorcha al grito de “Fuera Dilma.”
Al grito de “No pasarán” y “No va a haber golpe”, y mezclado entre cientos de personas, un grupo acompañó la llama por la Explanada de los Ministerios.
Rousseff le entregó la antorcha a Fabiana Claudino, quien ganó el oro olímpico en voleibol en Pekín 2008 y Londres 2012, y fue la primera portadora.
Pero no todo fueron protestas. También llegaron hasta el corazón político de Brasilia familias expectantes por ver el símbolo de los Juegos Olímpicos.
Al dejar la Explanada de los Ministerios, las protestas cesaron y la antorcha volvió a sumergir a sus seguidores en el clima olímpico. Los juegos se inaugurarán en 5 de agosto en Maracaná.