La actual generación de políticos en España hace historia: por primera vez en su vida democrática, el país ibérico no consigue ponerse de acuerdo para tener un gobernante. El Rey anunció que llamará a nuevas elecciones y se disolverán las Cámaras actuales. La crisis política empezó el 20 de diciembre de 2015. Aquel domingo, los españoles salieron a votar y, al final, no lograron decidir nada porque el voto quedó atomizado.
El Partido Popular, sigla oficialista que detenta el poder actualmente, obtuvo 123 escaños, de los 350 del Congreso. Detrás se ubicó el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) con 90. Y, amenazando el histórico bipartidismo español se ubicó Podemos (partido de izquierda), con 69 escaños, y Ciudadanos (liberales), con 40.
La Constitución Española de 1978, en su artículo 99 refiere las atribuciones del Rey, después de una votación. La letra muerta de la norma, en su parágrafo primero, señala: “Después de cada renovación del Congreso de los Diputados, y en los demás supuestos constitucionales en que así proceda, el Rey, previa consulta con los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria, y a través del Presidente del Congreso, propondrá un candidato a la presidencia del Gobierno”.
Tras la votación de diciembre, el rey Felipe VI le encargó a Mariano Rajoy (líder del PP y actual Presidente español) para que conformase un nuevo gobierno. Sin embargo, éste declinó la invitación.
En su momento, Rajoy indicó que daba un paso al costado y no aceptó el llamado real: “A todos los españoles les digo hoy (el 22 de enero de 2016) que no tengo los votos y, por tanto, no tiene ningún sentido que vaya allí a los únicos efectos de que empiece a correr el plazo de dos meses que da la Constitución española”, reseñó el periódico El Mundo.
El Rey, amparado en la Carta Magna decidió convocar a Pedro Sánchez, del PSOE, para que conforme el gobierno. En marzo, en dos ocasiones, el socialista recibió un rotundo rechazo a su propuesta. En la última, Sánchez logró 131 votos a favor y 219 en contra.
Un derrotado Sánchez salió a declarar: “En democracia uno es lo que vota y hoy el señor Iglesias (líder de Podemos) ha traicionado a los votantes de Podemos que votaron por el cambio. Es responsable último de que hoy Rajoy (del PP) siga siendo presidente del Gobierno”.
Se comprometió a conseguir consensos para llegar a una nueva elección y ser investido Presidente. Fracasó. Desde entonces hasta ahora, han pasado casi 60 días, no hubo más acercamientos exitosos entre los líderes políticos.
El artículo 99 de la Constitución, en su parágrafo quinto pone una fecha límite a la incertidumbre: el 2 de mayo. Es decir dos meses después de la primera investidura (fallida). Así, la semana pasada Felipe VI ha tomado la decisión de convocar a nuevas elecciones. Y, éstas se realizarían en el verano español. “Era evidente que, para constituir un gobierno, había que pactar, ese era el mandato de las urnas”, señaló Rajoy al conocer la decisión del monarca. Ahora, los partidos buscan exactamente eso: consensos. La situación parece que no cambiará en demasía. Dos sondeos de los diarios El Mundo y El País ya predicen un escenario similar para junio. Así la situación volvería a repetirse y España seguiría haciendo historia.