CIUDAD DE MÉXICO.- El encuentro del Obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, con un capo de la droga de la Sierra de Guerrero es resultado de la ausencia del Estado de Derecho y de la incapacidad de las autoridades de los tres niveles de gobierno para restaurar el orden social y el bien común en la entidad, coinciden especialistas.
En entrevista con Excélsior, Bernardo Barranco, sociólogo especialista en temas religiosos, indicó que Rangel Mendoza no está cometiendo ningún delito, ni violentando la ley, ya que su interlocución – en este caso- con los narcotraficantes de la zona, está respaldada por el Artículo 24 Constitucional, que garantiza la libertad religiosa.
“El hecho de que el Obispo se haya reunido y haya sido un interlocutor, no quiere decir que el Obispo vaya a pactar con el crimen organizado. Lo que está haciendo es servir de puente con el narcotráfico, en una zona donde no hay estado de derecho, donde las autoridades locales y federales han sido incapaces de imponer un orden social, porque está plagada de asesinatos de sacerdotes, funcionarios y de más de diez asesinatos de candidatos por el crimen organizado. Él está en una región que es tierra de nadie o más bien, tierra del crimen organizado, donde su interlocución sirve para resolver problemas regionales, como lo fue el asunto de restablecer servicios de agua y de luz, todo esto, en función del bien común, lo cual es una labor, que desde su libertad religiosa, está garantizada en el Artículo 24 de nuestra Constitución, que le da el derecho de conversar con quien quiera sin limitaciones”, detalla Bernardo Barranco.
Añadió que no existe ninguna razón para objetar la actuación del Obispo de Chilpancingo-Chilapa en torno a que está interfiriendo con el proceso electoral, como lo ha cuestionado el Consejero Electoral Marco Antonio Baños Martínez, porque el cura no está llamando a votar en favor o no de un candidato.
Recordó que cuando el Arzobispo Primado de México, Carlos Aguiar Retes, era Presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) reconoció públicamente la importancia que la Iglesia católica tuviera diálogo con los narcotraficantes.
“La ley es muy clara, prohíbe que la iglesia interfiera en el proceso electoral, cuando esté favoreciendo o coaccionando el voto en contra o a favor de un candidato, esto no lo está haciendo el obispo, lo que está haciendo es actuar de buena fe y está siendo un instrumento de interlocución que las autoridades no tienen.
“Me sorprende mucho las declaraciones del consejero electoral Marco Antonio Baños cuestionando el contacto que ha tenido el obispo con el mundo de los narcotraficantes. Me preocupa que diga que está violentando la ley porque es una apreciación que está hecha desde la comodidad de su escritorio.
“A mí me gustaría que este consejero se fuera a Chilapa y negociara la estabilidad de las condiciones electorales y entonces sí regresara y cuestionara la actuación del Obispo”, subrayó el especialista.
Por su parte, el antropólogo de las religiones, Elio Masferrer Kan señaló que ante la falta de un Estado fuerte, el Obispo Rangel Mendoza se ha convertido en un líder moral que se reunió con un narcotraficante, con la finalidad de buscar el bien común y darle voz a quienes menos tienen, acciones que, enfatizó, realiza con el aval del Papa Francisco.
“Debemos tener claridad de que los prelados, ya sean Obispos o Arzobispos, responden directamente al Papa, no a la Conferencia del Episcopado Mexicano, porque así es la estructura de la Iglesia Católica. Y lo que está haciendo en estos momentos el Obispo de Chilpancingo está perfectamente en consonancia con el Papa Francisco y avalado por él mismo”, indicó el especialista. Masferrer Kan explicó a este diario, que Salvador Rangel Mendoza es un sacerdote franciscano muy peculiar porque luego de ser misionero en África, llegó directamente a Chilapa, donde lo único que ha buscado, es lograr la paz y su bandera han sido los pobres.
“Se trata de un sacerdote franciscano, cuyo carisma es evitar la confrontación, es un pacifista. Con esta estrategia de no violencia, lo que hace, es tratar de escuchar a las partes y tratar de llegar a soluciones empíricas pero concretas. El estado es débil y lo que hace el obispo es llegar a arreglos constructivos entre los distintos actores, en este caso con el narcotráfico. Pero él no legitima al narcotráfico. Propone y toma la voz de los que no tienen voz”, señaló.
Elio Masferrer indicó que además de buscar la paz con el crimen organizado, el Obispo de Chilpancingo ha logrado reestablecer servicios básicos para Chilapa, por lo cual, a la Jerarquía Católica le ha sido imposible establecer una postura al respecto.
“El obispo está buscando el beneficio de esta zona, busca terminar con la violencia, busca que haya servicios básicos para la comunidad y hace una propuesta tomando en consideración la desesperación de los pobres y sin duda, está sacando partido para proteger a los más débiles en una zona del país agobiada por la marginación y la violencia”, detalló el antropólogo en religiones del INAH.
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