Retrato de Vicente Fernández: familia, música y pleitos

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“Yo nunca he hecho playback, ni me sé las canciones”, enfatizó siempre Vicente Fernández, quien de esa forma agradeció a su público por todo lo que le dio; comentaba que prefería cometer errores a la hora de cantar, que engañar.

“Ni traigo pistas, ni hago playback, yo canto una canción y, si se me olvida le sigo, aparte que yo grabo muy alto y canto en otro nivel, con playback es estar moviendo el ‘hocico’ y yo no puedo”, comentó el cantante en una ocasión en el programa de televisión “Y Vero América va”, conducido por Verónica Castro, en 1992.

La actriz en aquella ocasión le jugó una broma y le pidió que hiciera playback porque estaba fallando el audio, a lo cual Fernández explicó que no podía, prefería no salir al programa que cometer aquel crimen musical.

“Es que yo no canto con playback, si lo he hecho, ha sido una vez y mal, por ejemplo cuando hago cine y siento que está mal, digo ‘corten’ y viene otra vez, y ni modo que en el programa estemos diciendo corte y corte; grabé un disco con 18 canciones, y ya que las grabé se me olvidan, y cuando salen al mercado las vuelvo a estudiar, imagínate cantar más de 450 canciones que tengo, pues cuándo… Yo respeto a quien lo hace, pero siempre he dicho que es un engaño al público”, explicó entonces.

Esa pasión y entrega que tenía fueron aclamadas con creces por su público, que gustaba de pedir otra canción al finalizar su show, y por sus aplausos; Chente, como de cariño le decían, podía satisfacer sus deseos cantando hasta seis horas continuas.

Conocido también como “El Charro de Huentitán”, nació el 17 de febrero de 1940, en Huentitán el alto, Jalisco, dentro de una familia muy humilde. A los 23 años de edad se casó con María del Refugio Abarca Villaseñor, vecina suya en Guadalajara, con quien tuvo tres hijos: Vicente, Gerardo, Alejandro y más tarde adoptaron a Alejandra.

De presentaciones en fiestas, bodas, restaurantes, la emisora de radio XEX-AM transmitió algunas de sus interpretaciones, ayudándolo a darse a conocer, lo que hizo que pudiera presentarse en el Teatro Blanquita y con ello firmar un contrato con una disquera.

Pero fue su presentación con Raúl Velasco en el programa de televisión “Siempre en Domingo” la que lo catapultó a la fama internacional, con temas como “Tu camino y el mío” y “Volver, volver”.

La fama lo alcanzó y llegó un momento en el que podía darse el lujo de ya no salir en televisión o radio porque ya no necesitaba esa promoción; pero, eso sí, no dejaba sus palenques de lado.

“Si yo saliera diario en televisión no tendría ningún atractivo; un día, cuando comenzaba, tenía como diez años en esta carrera y veía el programa anual de un artista y decía ‘qué lujos se dan los gringos, ¿algún día me podré dar ese lujo?’, así como el programa de cada año de Vicente Fernández y ya hasta me lo doy de un año y medio”, le comentó a Castro.

Los hijos de Vicente Fernández

Antes de la fama estaba su familia, expresó en numerosas ocasiones, y por sus hijos daba todo.

“No hay ningún favorito, los hijos se quieren por igual, no es preferencia, es el que está más al pendiente; cuando tú eres hijo, estás al pendiente de los padres y, cuando eres padre, quieres que los hijos estén al pendiente de ti, entonces Alejandro siempre anda trabajando igual que yo, Vicente anda con sus cosas del show de caballos y todo eso y Gerardo, como es el que no canta, no es que sea el preferido, sino es el que está aquí al pendiente, porque tiene también sus ranchos acá, aquí tiene su negocio de la arena, así que siempre viene a comer, es el más apegado, y el que es una miel de cariñoso es Vicente”, declaró en el programa “Historias para contar”, de Giselle Blondet.

Vicente Fernández, el “Rey de los palenques”

A Chente lo conocían como el “Rey de los palenques” porque trataba de ir a cada rincón de la República mexicana haciendo presentaciones, que podrían durar muchas horas, y él explicaba que lo hacía por complacer al público, además gustaba de complacer a todos, de ahí que dijera su frase famosa: “Mientras usted no deje de aplaudir, su Chente no deja de cantar”.

“El centro nocturno no me gusta porque es muy diferente, a mí me gusta mucho sentir un gesto, que si me equivoqué y dije una tarugada, pues que la gente lo note y me aplauda, pero es muy diferente (hacer un concierto) en un hotel o en un centro nocturno, lo que pasa es que noté que tenía que cantar como cuatro horas, y es que al principio estaban muy apagados, pero a la hora y media que ya se empezaban a poner alegres, tenía que volver a cantar como si volviera a comenzar y eso se me hacía muy duro.

“El centro nocturno no me gusta por las luces que tiene uno enfrente como ‘buey encandilado’ y no ves, primero te estás cuidando de no irte de ‘hocico’ y luego no ves al público y yo tengo que estar viendo al público, primero para ver con qué canciones puedo alegrarlos y, si están muy alegres, con qué canción hago que se tomen la siguiente copita”, decía.

Los encontronazos de Chente

Vicente también fue conocido por tener un carácter fuerte; un día cruzó golpes con un asistente que durante sus presentaciones lo intentó agredir física y verbalmente, y al contrario de guardar discreción sobre sus enfrentamientos, le gustaba hablar de ellos, para que la gente supiera qué fue lo que pasó.

“Salgo a cantar y estaba una canción muy de moda de Nelson Ned, ‘A pesar de todo’, doy la vuelta (al escenario) y un tipo me dice ‘eres maricón’, y yo dije ‘qué mal gusto para bromearse con el mariachi’, doy otra vuelta y me vuelve a decir ‘eres maricón’ y dije ‘creo me lo dice a mí’; di otra vuelta más y me dijo lo mismo.

“Y dije: ‘señor repita lo que me acaba de decir, porque luego dicen que son paleros’ y en el micrófono me dice ‘eres maricón’, con palabras más fuertes’ y tu novio es Juan Torres. Hasta me escogió a mi pareja (risas), entonces agarré una botella de brandy y se lo llevaron, pero con la cabeza bien abierta, yo después a los cinco minutos me arrepentí”, recordó con Verónica Castro.

También aclaró entonces lo que sucedió la vez que le hicieron un escándalo en los medios de comunicación, cuando se presentó en Texcoco, en los años 90.

“Cuando estaba cantando en Texcoco, golpeé a otra persona, pero hicieron un escándalo, que andaba huyendo, pero él me bañó todo de vino y me manchó el traje y la cara, y todavía me dice que él fue y nada más uno (golpe) le alcancé a dar, y qué bueno porque medía como dos metros; lo sacó seguridad, pero los señores con la mano y las señoras con el tacón lo dejaron como santo Cristo”, aclaró.

México ha perdido a uno de sus más grandes iconos de la música vernácula, pero deja un gran legado por el cual será siempre recordado. Chente vendió más de 70 millones de discos, tiene aún más de 100 discos en el mercado, más de 30 películas hechas, ocho Latin Grammy, tres Grammy, 14 Premios Lo Nuestro, tres premios Billboard, y otros premios a los que ha sido acreedor por su trabajo dentro de la música.

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