Recuperados de Covid-19 presentan fatiga hasta por dos meses

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Una nueva investigación comprobó que pacientes de Covid-19, con síntomas agudos, manifestaron fatiga persistente durante las siguientes 10 semanas. Sin embargo, se aseguró que este signo “es común e independiente de la gravedad de la infección inicial”.

Especialistas del Hospital de la Universidad de St. James en Dublín, Irlanda, estudiaron a 128 pacientes, de entre 15 a 49 años, que manifestaron fatiga luego de padecer la infección por el SARS-CoV-2. Los resultados indicaron que el 54% de las personas estudiadas fueron mujeres, mientras que el resto eran del género masculino.

Este estudio significa uno de los primeros esfuerzos en conocer los efectos a largo plazo de la enfermedad, ya que la aparición del virus se detectó hace menos de un año, durante diciembre del 2019. Sin embargo, la fatiga fue catalogada como un motivo de consulta en 44% a 69.6% de los casos del nuevo coronavirus.

Por ello, los expertos se basaron en uno de los pocos informes para evaluar las consecuencias de la epidemia del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS), aparecido en China en 2002, en un grupo de pacientes canadienses.

Los pacientes en Toronto experimentaron fatiga persistente, dolor muscular, debilidad y depresión un año después de padecer la infección, lo que les impidió la reinserción laboral, por lo que tuvieron que renunciar a sus trabajos.

Actualmente se desconoce si la infección por SARS-CoV-2 tiene el potencial de provocar fatiga posteriormente, tanto a mediano como a largo plazo, ya que los estudiosos no pudieron asociar la necesidad de hospitalización, asistencia respiratoria y los cuidados intensivos, así como no hubo coincidencia entre la inflamación y modificación celular, con la fatiga experimentada después del Covid-19.

Sin embargo, esta posibilidad se ha convertido en uno de los puntos de alerta. “En particular, se ha expresado la preocupación de que el SARS-CoV-2 tenga el potencial de desencadenar un síndrome de fatiga post-viral”, expresaron los autores del trabajo, publicado en “Plos One”.

Un hecho es que, hasta el momento, los pacientes rehabilitados del Covid-19 presentan disminución de linfocitos, productores de anticuerpos y un aumento de la proteína C, aumentando los niveles de inflamación en el cuerpo humano. Aunado a esto, la evidencia científica ha demostrado que la fatiga se presenta en varias infecciones virales y bacterianas a lo largo de seis meses o más tiempo, sin una explicación alguna.

Este agotamiento fue denominado como Síndrome de Fatiga Crónica (SFC): “Los estudios de fatiga post-viral y SFC a menudo se enfocan en las alteraciones del sistema inmunológico, pero no hay datos sólidos que indiquen la causalidad o asociación”, advirtieron los académicos de St. James y expresaron que la depresión es otro de los síntomas vinculados a este padecimiento, aunque no está claro si uno propicia al otro.

Fue así que los clínicos irlandeses reunieron a los participantes, reclutados en una de las clínicas ambulatorias post-Covid-19 de la ciudad. La observación de los pacientes sucedió al menos un mes y medio después de que las personas presentaran los últimos síntomas agudos y luego de haber sido dados de alta.

Los investigadores emplearon la “escala de fatiga de Chalder”, a través de la cual se obtuvo información sobre los síntomas que pacientes presentaron antes y después del Covid-19.

La metodología usada de manera universal desde 1989, también conocida como CFQ-11, sirvió para hacer un contraste sobre la salud de los pacientes a partir del agotamiento físico y psicológico.

Los investigadores también analizaron los cambios con un muestreo de sangre, esto con el fin de contabilizar la cantidad de glóbulos blancos de los pacientes.

Los resultados arrojaron dos tipos de dolientes, designados en dos grupos distintos: “con fatiga severa” y “sin fatiga severa”, entre los cuales la mitad de pacientes consideraron que no se sentían recuperados por completo, pues experimentaron una carga significativa de fatiga, dos meses y medio después de la recuperación.

El impacto de este malestar los afectó en su reintegración laboral, ya que un 31% no ha regresado a sus empleos, mientras que la recomendación es que regresen más tardar, cuatro semanas después para evitar el “desacondicionamiento”.

Este retraso a la incorporación laboral preocupó a los autores, pues dentro de los afectados se encuentran trabajadores de la salud, que forman parte del 50% de los casos positivos de SARS-CoV-2, lo que “significa que esto tendrá un impacto significativo en los sistemas sanitarios”, ya que este sector es indispensable para el control de la mortalidad de la enfermedad.

Este estudio, destacaron los investigadores, además de ser el primero en exponer hallazgos sobre el agotamiento relacionado al Covid-19 a mediano plazo, es necesario para detectar síntomas de fatiga severa para intervención temprana.

“Presentamos el primer informe, hasta donde sabemos, de la fatiga post-viral en aquellos que se recuperaron de la fase aguda de la enfermedad Covid-19. De manera similar a las pandemias de coronavirus anteriores, este virus parece provocar síntomas de fatiga severa que duran más que la enfermedad aguda inicial”, aseguraron los especialistas.

“Estos hallazgos deben usarse para informar las estrategias de manejo para pacientes convalecientes y permitir que la intervención ocurra de manera oportuna”, puntualizaron.

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