Bastó toparse con un rival aguerrido y bien trabajado tácticamente para que el encanto de los Pumas terminara y volvieran a su realidad.
Ni con la “ayuda” del árbitro, Oscar Macías, pudieron doblegar a unos Bravos de Juárez que se fueron de Ciudad Universitaria con un empate de 1-1 con sabor a victoria. Decepcionante actuación de los dirigidos por Andrés Lillini e Israel López, que no pudieron ante nueve hombres del FC Juárez.
Un penal inexistente y una polémica expulsión para el cuadro fronterizo, fue la vía para que el Club Universidad maquillara un poco el ridículo que regaló a sus aficionados desde el Olímpico Universitario.
Corrían apenas siete minutos del encuentro cuando el duelo se abrió para los auriazules con la expulsión de Erick Castillo por una fuerte entrada sobre el juvenil Jesús Rivas.
Sin embargo, Pumas no generó peligro. Dominaron sin idea y al 42 llegó una expulsión más para los Bravos. Francisco Nevárez vio la tarjeta roja por un supuesto empujón que cortó un avance de Carlos Gutiérrez.
Cuatro minutos después, Jerónimo Rodríguez tuvo la oportunidad de abrir el marcador con un balón que le quedó en el área, pero no conectó de buena manera. El primer tiempo concluyó sin goles y mostrando poca reacción auriazul.
Fue hasta el minuto 53 cuando los locales pudieron abrir el marcador gracias a una “ayuda” arbitral. El silbante Óscar Macías marcó un penal inexistente sobre Carlos González, quien se dejó caer ante la salida del portero Iván Vázquez. El mismo paraguayo convirtió desde el manchón para adelantar a los Pumas.
Con dos hombres más y la ventaja en el marcador, Pumas parecía afianzarse con el liderato, pero Maximiliano Olivera borró las sonrisas felinas con un golazo de tiro libre para igualar el marcador. Alfredo Talavera nada pudo hacer.
En los minutos finales el árbitro marcó otra pena máxima sobre Sebastián Saucedo, pero después de revisar la jugada en el VAR cambió la decisión y el duelo finalizó igualado.
Los de El Pedregal no lo podían creer. No hubo abucheos en el estadio, pero en el mundo virtual de las redes sociales, la incredulidad y enojo fueron demasiado.
Si había esperanza de que el interinato de Andrés Lillini e Israel López continuara, hoy corre peligro. Tres jornadas duró el encanto.
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