Primero las jacarandas… ahora, los sakuras en Washington florecen antes de tiempo

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WASHINGTON.- Con sus hermosas flores blancas y rosas, los cerezos de Washington embelesan a más de un millón de personas por temporada, pero su floración se adelanta cada año debido a la subida de las temperaturas. Los visitantes tienen que estar alerta a mediados de marzo, ya que florecen una media de seis días antes que hace un siglo. Este año Estados Unidos vivió el invierno más cálido jamás registrado y las bellísimas flores blancas, teñidas de rosa, terminaron de abrir el 17 de marzo.

 

“Este es un ejemplo concreto del impacto del cambio climático en la capital”, explicó Mike Litterst, director de comunicación del Servicio de Parques Nacionales (NPS).

Otra consecuencia: la subida de las aguas del río Potomac amenaza a los cerezos que bordean la famosa cuenca Tidal, lugar favorito para admirarlos. Para remediarlo la agencia federal emprenderá a finales de la primavera importantes obras de restauración de los diques.

Pero para ello tiene que talar 158 cerezos (y 300 árboles en total), anunció el NPS, para gran pesar de los capitalinos. La decisión no se ha tomado “a la ligera”, declara Mike Litterst, quien asegura que posteriormente se plantarán 455 árboles (entre ellos más de 270 cerezos).

“Dejar las cosas como están no es una opción, porque al final no habría cerezos”.

Los cerezos fueron un obsequio de Japón en señal de amistad en 1912. El National Mall, la inmensa explanada verde en el centro de Washington, cuenta hoy con unos 3 mil 700 ejemplares. Alrededor del estanque hay cerezos Yoshino, con delicadas flores de color rosa pálido, que la multitud retrata con sus teléfonos y cámaras fotográficas.

Este año el ciclo de floración fue más corto que nunca: desde la aparición de los cogollos sólo pasaron 15 días, frente a los 26 de media. Hay que decir que la semana pasada las temperaturas superaron los 20°C cinco días seguidos. Más allá de la agenda de los turistas, el adelanto de la floración puede tener consecuencias “muy graves” para los insectos polinizadores, según Mike Litterst.

 

“¿Qué pasará si llegamos a un punto en el que es tan temprana que no hay polinizadores?”, se pregunta. Pero lo que más preocupa a Mike Litterst es el aumento del nivel del agua.  “Fue sorprendente verlo, incluso un poco aterrador”, confiesa. Algunas zonas se inundaban una vez al mes hace 10 años y en la actualidad, cada semana, o incluso todos los días, afirma.

Los diques se han hundido aproximadamente 1.5 metros desde que fueron construidos hace más de un siglo, mientras que el nivel del agua ha aumentado unos 30 centímetros. El costo de la obra, que durará tres años, asciende a 113 millones de dólares.  En el futuro, los nuevos diques podrían elevarse aún más para dar cabida a mayores niveles de agua.

“Es muy triste y duro ver cómo nos afecta el cambio climático, con esta floración precoz y la forma en que vemos que el mar empieza a devorar la ciudad”, declaró la reverenda Caitlin Cotter Coillberg.

La noticia corrió como la pólvora en la capital porque uno de los árboles que serán talados es “Stumpy” – que podría traducirse como “el mocho” – apodado así por su antiestético aspecto.  A pesar de que su tronco hueco parece casi muerto, sus ramas aún florecen, un aparente milagro con el que se ganó el afecto de los habitantes.

Los demás árboles eliminados se transformarán en abono. De “Stumpy”, se tomarán esquejes para hacer crecer nuevos árboles con su ADN, pero no necesariamente con su forma enjuta. Se plantarán una vez finalizada la obra.

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