Preocupa a negociadores del T-MEC apertura de paneles contra México

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CIUDAD DE MÉXICO.- Este 1 de julio se cumple un año de vigencia del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), si bien el tratado es funcional y permite el flujo de mercancías en condiciones preferenciales, a negociadores de dicho acuerdo les preocupa que haya problemas de cumplimiento por el lado mexicano y que sigan los paneles, no solo laborales, también ambientales y de inversionista-Estado.

Además de que, si bien en este aniversario se esperaba un incremento en el contenido regional de los automóviles, como lo es acero y aluminio, no se logró concretarlo y las armadoras exportadoras llegaron a un acuerdo con la autoridad para posponerlo.
En la mesa de análisis de EL UNIVERSAL, el exsubsecretario de Comercio Exterior de la Secretaría de Economía durante las negociaciones del T-MEC y del tratado con Europa, además de ser académico de la Universidad Panamericana, Juan Carlos Baker; el jefe negociador técnico del T-MEC y ahora socio de AGON, Kenneth Smith, y el abogado especialista en comercio exterior, socio fundador de RRH Consultores y expresidente del Órgano de Apelaciones de la Organización Mundial del Comercio, Ricardo Ramírez, aseguró que el tratado funciona bien, pero hay posibilidad de más paneles de controversia.

Para Baker, a un año de la entrada de vigor del T-MEC, “el balance es positivo” porque es el motor de crecimiento, no solamente de México, sino de América del Norte, por lo que México no tiene que perder de vista los compromisos hechos en dicho tratado sobre todo en materia laboral, ambiental, energético, entre otros.

Aunque “el reto en estos momentos y el próximo año es como reconciliar ciertas políticas públicas de la administración actual, con los compromisos del T-MEC, energía, ambiental, puede haber varios temas, en comercio agrícola, hay varias cosas que se han hecho que han puesto nerviosos a inversionistas y empresas estadounidenses”.

El otro punto es qué “va a hacer el gobierno de Estados Unidos ante este posible incumplimiento o no, creo que los dos casos laborales que estamos viendo se van a convertir en una referencia para los stake holders que siguen ese proceso. Si los casos salen de una manera en que Estados Unidos interpreta que ganó, no me sorprendería que vaya a haber muchos más casos de aquí en adelante”.

Comentó que a futuro vendrán otros desafíos como el que para el 2026 se aplicará la Cláusula de Revisión del T-MEC, en la que se evaluará la permanencia o no de los socios en el acuerdo, un año que “no está tan lejos” y para lo cual se tiene que tener una agenda propositiva.

Smith Ramos expuso que las cifras comerciales del T-MEC muestran que funciona, para establecer certidumbre jurídica en un entorno de libre comercio que da competitividad, nos consolidamos como primer socio comercial.

Agregó que eso implica cumplimiento del tratado y de promover un ambiente propicio de certidumbre a las inversiones en México y “eso implica la política pública que implementes en México, pero también dedicar recursos para promover un país abierto a inversiones”.

Dijo que las solicitudes de revisión laboral que presentó Estados Unidos contra México son prácticamente la primera vez que se inician estos mecanismos entre los dos países, por eso “el Estado mexicano tiene que evaluar si hay fundamentos en lo que presenta Estados Unidos para decidir si toma medidas para resarcir la situación o defiende directamente a las empresas mexicanas”.

“Es prematuro, en este momento, decir si estamos frente a casos frívolos que buscan satisfacer demandas proteccionistas de sindicatos de Estados unidos o si, en efecto, existen los fundamentos para perseguir un caso y que México trate de resolverlos antes de que pase a la fase arbitral con las posibles repercusiones para las empresas”, expuso Smith Ramos.

Lo mejor es evitar llegar a un panel con posibles repercusiones porque esto va a marcar la dinámica de la relación laboral del T-MEC.

Para Ramírez Hernández el T-MEC funciona en automático tal como lo hizo el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), mientras que el principal problema es de cumplimiento la otra que nos va a costar es porque los casos en el T-MEC tendríamos que tener varios millones que pagar que podrían utilizarse para cosas necesarias”.

“Lo que me da miedo es ver qué va a pasar, habría que ver si el mecanismo laboral se vuelve de buena fe y un tema legítimo de protección de trabajadores o se vuelve en la nueva barrera al comercio, que tiene todo de laboral y nada de comercial, o sea lo que negoció la Secretaría de Relaciones Exteriores, de la actual administración, fue que básicamente el capítulo laboral dejó de ser comercial y se convirtió en un instrumento laboral”, añadió.

Además de que se tendrá que afrontar a futuro el tema ambiental, sobre todo porque es de los temas de mayor preocupación para la administración Biden, dijo el jurista especialista en comercio exterior y catedrático de la UNAM.

“Me gustaría ver que adoptemos el lado ofensivo, ver si Estados Unidos está cumpliendo con el tratado y hacer una evaluación muy estricta de la ley de implementación estadounidense del tratado y ver qué temas hay en la agenda del sector mexicano ofensivo, pero esto no se ataca con una carta burda, sino con una investigación de los consulados que pueden dar información de si hay violación en materia laboral”, añadió Ramírez Hernández.

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