CIUDAD JUÁREZ.- Los migrantes que esperan en esta ciudad fronteriza con El Paso, Texas, están preocupados y consideran que ahora será más difícil pasar libremente por esta localidad, pues temen que tras el asesinato de Luis Alberto Olivas, agente del Instituto Nacional de Migración (INM), el pasado 30 de diciembre a manos de dos migrantes, las redadas en su contra por parte del instituto aumenten.
En las calles de Juárez y a días de que Donald Trump asuma como presidente de
Estados Unidos, los extranjeros en tránsito mantienen su intención de cruzar, ya sea de
forma ilegal o por medio de la aplicación CBP One.
Se logró constatar que en la zona centro se incrementa la cantidad de personas en movilidad que buscan poder cruzar hacia El Paso.
En otros puntos de la frontera, también se observó a migrantes pidiendo dinero y limpiando vidrios para tener un ingreso para poder vivir en tanto solucionan su situación migratoria.
“Mataron esos compatriotas al agente del INM, y ahora se nos va a poner más difícil a
nosotros, a quienes estamos aquí para cruzar. A veces no medimos nuestra ira o nuestra
desesperación por llegar a la frontera, pero sí es de temer lo que ahora nos pueda
pasar”, dice Diego, un migrante venezolano.
Durante los primeros días de enero la situación migratoria en la frontera sigue en
calma, ya que hasta el momento no se han dado deportaciones ni tampoco se han
suspendido las citas del CBP One; por lo cual, quienes tienen cita continúan acudiendo a
los cruces fronterizos para entregarse de forma legal y solicitar el asilo político.
Encargados de albergues migrantes en Ciudad Juárez dicen a EL UNIVERSAL que
continúan en espera de los cambios migratorios que se den en los próximos días, ya que,
pese a que el gobierno estatal asegura que Chihuahua no será un estado santuario, ellos siguen en la política de recibir a quienes sean deportados o que llegan por primera
vez a Ciudad Juárez.
En la Casa del Migrante la situación sigue en calma y sus encargados se dicen listos para
ampliar sus instalaciones de ser necesario.
“Nosotros visualizamos que va a ser un año donde nos va a tocar recibir a muchas
personas en Casa del Migrante, ya sea que vengan para intentar cruzar, para tener una
cita de asilo político en Estados Unidos y personas repatriadas. Nosotros tenemos la
conciencia de que va a ser un año donde la exigencia de la atención y ayuda humanitaria
va a ser alta”, explica Francisco Javier Bueno, titular de la Casa del Migrante en Ciudad
Juárez.
Hasta ayer, las personas que están en la Casa del Migrante continuaban saliendo a su
cita del CBP One, y también se seguían recibiendo migrantes que llegan por parte del
corredor seguro del INM, ya que no ha existido aún algún cambio en la política
migratoria por parte de Estados Unidos.
Hasta el cierre de esta nota los encargados de albergues y Casa del Migrante señalaron
que no han tenido acercamiento con las autoridades estatales y federales para entablar
esfuerzos y estar preparados para la posible crisis humanitaria en el tema migratorio
que se podría desatar con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados
Unidos.
“Necesitamos esperar a que el plan entre en acción, para saber entonces cómo tiene que
ser nuestra respuesta. Obviamente tenemos que priorizar ciertas cosas y prever otras,
pero todo será hasta que ya entre en vigor estos planes que se han venido manejando en
Estados Unidos”, refiere.
En Ciudad Juárez, encargados de albergues y autoridades señalan que se podrían
esperar hasta 2 mil 500 deportados mexicanos, además de los centroamericanos que
vienen en caravanas hacia el norte del país, por lo cual se prevé que se puedan instalar
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