¿Por qué la OTAN no acepta por el momento el ingreso de Ucrania a la alianza?

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LITUANIA.- La OTAN aceptará a Ucrania, pero solo cuando los aliados lo decidan y el país cumpla con los requerimientos necesarios.

Este fue el mensaje que la alianza militar atlántica ofreció en un comunicado el martes, el primero de los dos días de su cumbre anual en Vilna, la capital de Lituania.

Su director general, Jens Stoltenberg, se comprometió a agilizar la adhesión de Ucrania “de un proceso de dos etapas a un proceso de una sola etapa” que pasará a depender de una decisión política.

También anunció la creación de un nuevo Consejo OTAN-Ucrania, que celebrará su primer encuentro este miércoles y otorgará a Kiev el derecho de convocar reuniones de toda la alianza.

Estos avances no indican, sin embargo, que la OTAN vaya a aceptar a Ucrania a corto o medio plazo, ya que ni siquiera ha indicado una posible fecha para el inicio del proceso.

De hecho, el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, calificó como “absurdo” que no haya un cronograma específico y lamentó que no se haya contado con la voz de su gobierno en las negociaciones hasta la fecha.

“Parece que no hay disposición de invitar a Ucrania a la OTAN ni de que sea miembro de la alianza. Para Rusia, esto es un incentivo para continuar con su terror”, sentenció.

Detrás de la reticencia de la alianza a integrar a Ucrania hay varios motivos de peso.

La guerra
Ucrania solicitó por primera vez unirse a la OTAN en 2008, aunque dos años después abandonó su aspiración al aprobar una ley que prohibía la adhesión a cualquier bloque militar.

Sin embargo, tras la anexión rusa de Crimea en 2014, Kiev revocó esta ley, reafirmó su deseo de unirse a la OTAN y estrechó su cooperación con la alianza.

Ya entonces el frente abierto con la disputa por Crimea suponía un importante obstáculo, a lo que se sumó ese mismo año la guerra del Donbás contra fuerzas prorrusas en el este del país.

Cuando un estado se une a la OTAN se compromete a la defensa colectiva bajo el Artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte, que establece que un ataque contra uno de los miembros se considera un ataque contra todos.

En otras palabras, si Kiev se une a la OTAN durante un conflicto en curso podría activar la cláusula de defensa mutua y arrastrar a todos los países de la alianza a la guerra.

La invasión rusa de Ucrania, iniciada en febrero de 2022, ha puesto aún más de relevancia este peligro.

“Si la guerra está en curso, estaríamos todos en guerra (…) Estaríamos en guerra con Rusia, si ese fuera el caso”, declaró el presidente de EE.UU., Joe Biden, cuando le preguntaron por la posible adhesión de Ucrania a la alianza en una entrevista con CNN el lunes, el día previo al inicio de la cumbre.

Si bien la OTAN ha expresado su apoyo incondicional a Kiev, con importantes aportes de armamento, equipos y financiación de sus miembros, también se ha mostrado reticente a la hora de tramitar su inclusión en un corto o medio plazo.

Los sistemas de lanzamiento de misiles HIMARS suministrados por los aliados están siendo una pieza clave en la defensa de Ucrania en la guerra.
Una confrontación militar directa con Rusia es un escenario que todos los aliados quieren evitar a toda costa, dado el alto riesgo de escalada y las consecuencias catastróficas de una posible guerra nuclear.

Hay que recordar que Rusia es una superpotencia atómica y cuenta con el mayor número de ojivas nucleares del planeta, unas 6 mil, de las cuales más de mil 600 estarían desplegadas y listas para usar, según estimaciones.

Por otro lado, expertos creen que la adhesión de Ucrania a la OTAN en medio de un conflicto activo podría sentar un precedente peligroso.

Que la alianza se implique en conflictos internacionales mediante la inclusión de nuevos miembros podría interpretarse como una provocación por parte de otros países -como China con el caso de Taiwán- y dar lugar a más tensiones geopolíticas.

La OTAN podría, entonces, ofrecer a Ucrania una fecha provisional para su adhesión en caso de que acabe la guerra, pero expertos creen que esto sería contraproducente, ya que daría un motivo más al Kremlin para prolongar el conflicto de forma indefinida.

Además, de cara a la opinión pública, esto reforzaría uno de los argumentos esgrimidos por el presidente Vladimir Putin para justificar la invasión: que Occidente fue el instigador de la guerra para expandir su poder militar y acercarlo a Rusia.

La falta de unanimidad
Aceptar a Ucrania requeriría la aprobación unánime de los 31 miembros de la OTAN.

Si el proceso para incluir a Suecia -un país sin conflictos abiertos- se ha estancado durante meses por la reticencia de Turquía, en el caso de Ucrania cabría esperar una resistencia aún mayor.

En la cumbre de Lituania quedó claro que no todos los miembros apoyan por igual la adhesión de Ucrania.

Hay divergencias entre los 31 miembros de la OTAN sobre la adhesión de Ucrania.
Por un lado, los países del este de Europa, respaldados por Francia y Reino Unido, se han mostrado más favorables a aceptar a Ucrania en la OTAN.

Este grupo presionó para que la palabra “invitación” se incluyera en la declaración, facilitando una vía rápida a la membresía mediante una decisión política.

En contraposición, Estados Unidos y Alemania se han mostrado más cautos sobre la posibilidad de acelerar la inclusión.

Biden fue claro: “no creo que haya unanimidad en la OTAN sobre si aceptar o no a Ucrania en la familia de la alianza ahora, en este momento, en medio de una guerra”.

Estas tensiones internas reflejan las diferentes percepciones de los riesgos y las oportunidades que cada uno de los integrantes asocia a la adhesión de Ucrania.

Mientras algunos miembros creen que invitar a Ucrania es un gesto de solidaridad necesario frente a la agresión rusa, otros lo perciben como una escalada de las tensiones con Moscú que podría poner en riesgo su propia seguridad y la estabilidad en Europa.

Así, pese a que la alianza ha afirmado que “el futuro de Ucrania está en la OTAN”, la falta de consenso entre sus miembros sobre cuándo y cómo esto debería ocurrir plantea una importante barrera para la adhesión de ese país.

Democracia y fuerzas armadas
Incluso si hubiera unanimidad entre los miembros para la inclusión de Ucrania, y dejando de lado el problema de que el país esté en guerra, también existen algunos obstáculos formales que dificultan la integración del país en la OTAN.

De hecho, ya antes de la invasión rusa, Ucrania presentaba algunas deficiencias que le impedían ajustarse a los estándares de la organización, entre ellas su nivel de consolidación democrática.

Biden afirmó horas antes de la cumbre iniciada el martes que habría “otros requisitos que deben cumplirse, incluida la democratización” para aceptar a Ucrania como país miembro.

El presidente de Lituania, Gitanas Nauseda; el estadounidense, Joe Biden; y el secretario general de la OTAN, el noruego Jens Stoltenberg, al inicio de la cumbre.
La OTAN espera de sus miembros un fuerte compromiso con los valores democráticos, como garantías de preservar el estado de derecho, buenas prácticas de gobierno y unos niveles aceptables de transparencia y lucha contra la corrupción.

Antes del inicio de la invasión en febrero del año pasado, la OTAN consideraba que Ucrania no cumplía con los estándares requeridos en este campo.

Otro de los factores que la organización exige al país eslavo para su membresía es el compromiso con la modernización de las instituciones de defensa y seguridad.

Esto requeriría una actualización de las fuerzas armadas de Ucrania para garantizar su interoperabilidad con las de la OTAN.

Si bien Kiev aún no ha demostrado alcanzar los niveles exigidos por la organización en estos dos aspectos, sí ha protagonizado algunos avances, tal y como se reveló en la cumbre de Lituania.

La OTAN reconoció que el ejército de Ucrania es cada vez más “interoperativo” y más “políticamente integrado” con las fuerzas de la OTAN, y prometió seguir apoyando las reformas democráticas y de seguridad en Ucrania.

Por su parte, el Kremlin ha reiterado en varias ocasiones que la inclusión de Ucrania en la organización atlántica supone una amenaza a su seguridad y ha advertido sobre duras represalias.

“La adhesión de Ucrania a la OTAN tendrá efectos muy, muy negativos en la arquitectura de seguridad de Europa”, declaró esta semana Dimitri Peskov, secretario de prensa del presidente de la Federación Rusa.

Aseguró que Kiev, “como miembro de la OTAN, se convertirá en una amenaza para Rusia, lo que requerirá una respuesta clara y firme”.

Así, el desarrollo de la guerra, la evolución en las disensiones internas entre los aliados y la capacidad de adaptación de Ucrania a los estándares de la OTAN serán los factores cruciales que marquen el camino de Kiev hacia su integración en la organización defensiva atlántica.

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