COAHUILA.- La Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) de Coahuila confirmó que este jueves 12 de enero fue localizado el municipio de Parras de la Fuente el cuerpo sin vida del sacerdote Joaquín Hernández Sifuentes, quien estaba desaparecido desde hace nueve días. Parras se encuentra a 157 kilómetros de distancia de esta capital.
En un comunicado de prensa la PGJE informó que el lugar donde encontraron el cadáver del religioso fue resguardado a efecto de recabar indicios y datos de prueba, los cuales se integran a la carpeta de investigación. Sin embargo no informó como fue asesinado.
Hernández Sifuentes, quien era vicario de la Iglesia del “Sagrado Corazón de Jesús” del poblado La Aurora en Saltillo, fue reportado como desaparecido a la Subprocuraduría de Personas Desaparecidas el pasado viernes 6 de enero a las 00:30 horas.
La dependencia también confirmó la versión que circuló en redes sociales la mañana de este jueves, de que el vehículo del padre Joaquín Hernández fue localizado en el municipio de Santa Catarina, Nuevo León, (un Volkswagen Derby, con placas de circulación FKM 3200) donde fue asegurado para practicarle las pruebas periciales.
Asimismo, dio a conocer que inició una averiguación previa por el delito de homicidio cometido en contra de quien en vida se desempeñaba como vicario de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús.
Señaló que el cuerpo del padre fue trasladado al Servicio Médico Forense (Semefo) para realizar la necropsia de ley, a fin de determinar las causas del deceso.
Mientras tanto la PGJE continúa con las indagatorias para identificar y detener a quien o quienes resulten responsables del homicidio del padre Joaquín, puntualizó la dependencia.
Hernández Sifuentes desapareció el martes 3 de enero tras celebrar las misas de Año Nuevo, la última a las 22:00 horas, ahí en la iglesia ubicada en el poblado de la Aurora, pues se iría de vacaciones.
Ese mismo día por la mañana el padre Joaquín viajó a Monclova y regresó alrededor de las 15:00 horas.
Después de oficiar la misa de la noche iniciaba su período de asueto y se tenía previsto que el sábado 7 de enero se reincorporaría a su labor pastoral, pero no volvió.
La habitación del sacerdote estaba desordenada, un religioso encontró su maleta y sus lentes que necesitaba para poder manejar, además, un testigo asegura que vio a dos jóvenes llevarse el carro del padre y desde entonces se tenía la hipótesis de que había sido secuestrado y se temía lo peor, como ocurrió finalmente.
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