OAXACA.- El fin de semana pasado una menor, de nueve meses de edad, murió atacada por un perro pitbull, propiedad de su familia. Desde entonces pasan por un calvario que parece no terminar pues enfrentan una multa económica por la sepultura de Angélica y la falta de certeza de conservar su vivienda.
El sábado primero de diciembre, Rosa Guzmán salió de su casa ubicada en el paraje “La Mojonera”, en San Francisco Lachigoló, 18 kilómetros al oriente de la capital, a comprar tortillas para la comida. Dejó a la pequeña Angélica a cargo de su cuñada y jamás la volvió a ver con vida.
“Guarumo”, uno de los tres perros que custodian la vivienda, atacó y arrastró a Angélica hasta dejarla sin vida. Mientras su madre salió, Amador Jerónimo, padre de Angélica, intentaba amarrar al pitbull; no pudo y su hermana fue a auxiliarlo. No se percataron que Angélica salió gateando al patio tras su tía hasta que el pitbull la atacó.
Abdón Jerónimo, abuelo de la pequeña y propietario de la casa, señala que lo sucedido fue un accidente, “un descuido” fatal que arrebato la vida a la niña. Y a pesar de los intentos no lograron salvar la vida de Angélica, nadie pudo quitarle de encima a Guarumo.
Cuando Rosa llegó a casa, en un intento desesperado por salvar a su hija, llamó a la Cruz Roja y a la Policía Municipal. Sin embargo, a su arribo, Angélica ya había fallecido y los cuerpos de rescate solo pudieron realizar el levantamiento del cuerpo.
Derecho de suelo
Tras lo sucedido, los abuelos de Angélica acudieron al Palacio Municipal a gestionar los arreglos fúnebres de la niña. Ahí les informaron que al no ser originarios de la comunidad, la familia Jerónimo debería pagar 15 mil pesos para que la bebé pudiera ser sepultada en el panteón de la localidad.
Abdón nació en San Felipe El Mirador y su esposa es de Santiago Comaltepec, en la región Sierra Norte. Y aunque hace más de treinta años establecieron su residencia en San Francisco Lachigoló, apenas hace año y medio adquirieron el lote donde sucedió el incidente.
Sin embargo, no cuentan con las escrituras del terreno, pues no han terminado de pagarlo, pero el propietario original del predio accedió a dialogar con integrantes del Cabildo, a través de la Defensoría de los Derechos Humanos, para reducir a la mitad el pago de la multa impuesta por las autoridades municipales.
Después del ataque
“Guarumo” fue llevado a la cárcel municipal donde permaneció desde el sábado hasta la noche del lunes. Las autoridades decidieron “dormir” al pitbull de año y medio; sin embargo, ante los reclamos de asociaciones animalistas, decidieron otorgar un plazo de 24 horas a la familia para deshacerse del can.
Al respecto, la familia se cuestiona qué hacer con el perro pues están seguros nadie querrá adoptarlo. La única salida posible, dicen, es abandonarlo en un cerro lejano. En tanto, “Guarumo” permanece en el patio de la casa, amarrado a un árbol.
Exigen atención
Por su parte, la animalista y representante de la asociación Apa Oax, Hilda Toledo, lamenta lo sucedido a la familia en lo referente a la pérdida de la niña y al tratamiento que se dio a la responsabilidad del perro.
“El animal no es responsable jurídicamente de sus actos. Los responsables son los padres, la sociedad y los gobiernos, por negligencia”, dice.
Asimismo, exhorta a las autoridades a que se reconozcan los derechos de los animales y buscar la asesoría de un etólogo veterinario para diagnosticar y modificar la conducta del animal que “posteriormente podrá reintegrarse a su ambiente regular”.
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