Kellyanne Conway ha tenido un mal comienzo. Desde que aterrizó en la Casa Blanca, la asesora cercana al presidente Donald Trump ha realizado una serie de comentarios desafortunados que le han alejado de las cámaras durante unas semanas. Este fin de semana, en su vuelta al centro de atención, Conway volvió a tropezar.
“El espionaje también puede ocurrir con microondas que se convierten en cámaras”, dijo Conway en una entrevista. La asesora, que defendía las afirmaciones sin evidencia de Trump sobre un supuesto espionaje de la Administración de Barack Obama a la Torre Trump durante la campaña electoral, citó este dispositivo tras explicar que la supuesta vigilancia también puede ocurrir “a través de varias maneras, como los teléfonos o las televisiones”.
Durante una entrevista este lunes, Conway corrigió su comentario, que tachó de genérico. “No soy el Inspector Gadget, no creo que la gente utilice un microondas para espiar a la campaña de Trump”, afirmó. Conway, como han hecho otros consejeros del presidente, admitió que ella no tiene “ninguna evidencia” sobre el supuesto espionaje de Obama a Trump y se ciñó a la investigación que el presidente ha encargado a los miembros del Congreso.
El polémico comentario de Conway es el último de una larga lista que comenzó al poco de llegar a la Casa Blanca el 20 de enero. Tres días después de la toma de posesión de Trump, la asesora defendió que existen los “hechos alternativos” a la realidad que escriben los periodistas. El comentario lo hizo durante una entrevista sobre unas declaraciones del portavoz de la Casa Blanca en las que mintió sobre los datos de asistencia a la ceremonia de toma de posesión de Trump.
A principios de febrero, Conway, que fue la última jefa de la campaña electoral de Trump, publicitó la marca de ropa y joyería de Ivanka Trump, la hija del presidente. “Comprad cosas de Ivanka, es lo que yo recomendaría”, replicó la asesora durante una entrevista días después de que varios grandes almacenes dejaran de vender los productos de la marca de la hija del presidente por sus pocas ventas. “Es una línea estupenda. Yo tengo algunas cosas suyas, voy a hacer aquí una publicidad gratuita: salid a comprarlo hoy, todos vosotros. Podeis encontrar los productos online”.
En respuesta, la Oficina de Ética del Gobierno abrió una investigación para verificar si la conducta violó ciertas normas éticas que restringen a personas con un cargo público la posibilidad de promocionar públicamente una marca o producto. La investigación concluyó que Conway actuó “involuntariamente” y sin “intenciones malvadas” pese a que las ventas de la marca ese mes crecieron más de un 300%.
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