ESTADOS UNIDOS.- El mundo verá que la gente vuelve a morir de sida como en los años noventa si Estados Unidos confirma que dejará de financiar los programas de lucha contra esta enfermedad en decenas de países en desarrollo, y el número de muertes anuales puede multiplicarse por diez, dijo este lunes la directora de la agencia de Naciones Unidas contra el sida (ONUSIDA).
“A largo plazo vemos un resurgimiento global de la pandemia de sida, y no solo en países de ingresos bajos de África, donde ahora se concentra, sino también entre ciertas poblaciones de Latinoamérica y Europa oriental”, dijo a la prensa la directora de ONUSIDA, Winnie Byanyima.
Las infecciones diarias podrían pasar de 2 mil en la actualidad a 3 mil 500 si esta situación no se resuelve, aseguró.
ONUSIDA ha sido uno de los varios impactados por la interrupción de la ayuda internacional por parte del gobierno de Estados Unidos, que oficialmente todavía está en el periodo de revisión de todo su esquema de cooperación internacional y deberá anunciar sus decisiones sobre lo que mantiene y lo que no el próximo mes.
“En ONUSIDA estimamos que si la asistencia estadounidense para el sida no se restablece después de esta pausa o no es reemplazada por otras fuentes de financiación habrá 6.3 millones de muertes relacionadas con el sida, frente al dato más reciente de 600 mil decesos en el mundo en 2023, es decir estamos hablando de 10 veces más”, indicó Byanyima.
Sostuvo que hasta ahora no ha escuchado de ningún otro gobierno que esté dispuesto a cubrir ese déficit, lo que implica el riesgo de “colapso” de los servicios de diagnóstico, tratamiento y vigilancia sanitaria en torno al sida en decenas de países.
La situación también podría ser dramática en cuanto a la propagación de esta enfermedad infecciosa, que se ha considerado la primera pandemia del siglo XX.
Según estimaciones de ONUSIDA, si los servicios de prevención y tratamiento de sepositivos al virus de inmunodeficiencia humana (VIH) se reducen drásticamente, habrá 8.7 millones de nuevas infecciones anuales en el mundo, frente a 1.3 millones en 2023.
En Estados Unidos y Europa, las nuevas infecciones se elevan a 56 mil al año, lo que indica que los países de altos ingresos también están amenazados por esta enfermedad, que era una de las pocas en las que se estaban cumpliendo los objetivos internacionales con el fin de erradicarla en 2030.
“Ahora estamos hablando de perder lo avanzado en los últimos veinticinco años”, lamentó Byanyima.
Estados Unidos financia el 50% del trabajo de ONUSIDA, que tiene presencia en 67 países y es la agencia de Naciones Unidas que además genera los datos en los que se basan los países para establecer sus propios objetivos de control del VHI-SIDA.
“Sin estos datos, cada país tomaría su propia dirección y establecería objetivos bajos para sí mismo”, opinó Byanyima.
La responsable indicó que el organismo se encuentra desde el año pasado -ante del anuncio de los recortes- en proceso de restructuración, luego de que se viera una reducción de las aportaciones de países europeos.
“Estamos valorando varios escenarios para el futuro, que incluyen menos o incluso ninguna contribución de Estados Unidos. Todavía no nos hemos separado de ningún trabajador, pero sin duda tendremos que tomar decisiones difíciles”, reconoció.
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