GUANAJUATO.- “¿Estás vivo?”, es la pregunta que recibe a los visitantes del Museo de las Momias de Guanajuato, recinto que en las vitrinas de sus pasillos lúgubres acoge a más de 100 momias que, ubicadas en posición horizontal, como dormidas, asombran y asustan por igual.
Ubicado junto al panteón de Santa Paula, al Museo, que abre todos los días de 9 a 18 horas, se accede con un boleto de 101 pesos – los guanajuatenses entran gratis -, más 36 pesos si se quiere tener permiso para tomas fotografías.
En el primer pasillo, además de las frases “La muerte es el alma gemela de la vida” y “¿O es que solo en vano venimos a la tierra?”, son las momias de Dulce, Tania, Carolina y Refugio las que dan la bienvenida.
Los termostatos de las vitrinas rondan los 22 grados centígrados para mantener los cuerpos, que quedaron momificados de manera natural debido a la “inexistencia de intercambio de oxígeno y humedad con el exterior de las gavetas”.
¿Cuál es el origen del Museo de las Momias de Guanajuato?
La historia del Museo comenzó con el médico francés Remigio Leroy. El 23 de junio de 1870, al no tener familiares que reclamaran su cadáver, fue exhumado por las autoridades guanajuatenses, quienes hicieron esto con aquellos que tenían adeudos con sus nichos en el panteón.
Sorprendió que su cuerpo estaba en buen estado de conservación, a pesar de que había fallecido hace un lustro, por lo que la gente empezó a ir a verlo en las catacumbas del camposanto. Ahí se se depositaron otras momias, que atrajeron a más visitantes. Destaca que un suceso que proyectó al Museo a nivel mundial fue la película El Santo contra las momias de Guanajuato, de 1972.
“Está usted rodeado por la muerte”, advierte una pared. Otra muestra un fragmento del poema Décima muerte, de Xavier Villaurrutia. Textos que reafirman la esencia del Museo: ese tributo a lo todos tenemos seguro, de lo que nadie escapa, la separación del cuerpo y el alma, el fin… ¿O el inicio?
Hay momias con historia, por ejemplo: La China, la más antigua del recinto; Juan Jaramillo, la momia que ha viajado por el mundo; e Ignacia, quien fue enterrada viva. Especialmente tenebrosa es la zona donde los niños son silenciosos protagonistas, como la momia de un feto de 5 meses de gestación que, con apenas 20 centímetros de altura, es la más pequeña del mundo.
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