TEXAS.- México no logró cumplir con la entrega de agua que debía enviar a Estados Unidos antes del 24 de octubre de 2025, según lo establecido en el Tratado de Aguas de 1944.
A dos semanas de haber vencido el plazo y de acuerdo con los últimos reportes actualizados, el país había entregado 1,042.613 millones de metros cúbicos, es decir, apenas el 48.31% del compromiso total de 2,158 millones de metros cúbicos. Esto significa que aún falta por enviar 1,115.387 millones de metros cúbicos, equivalente al 51.69% del volumen pactado.
Los registros más recientes de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA), con corte al 31 de octubre, confirman el rezago en el cumplimiento del ciclo quinquenal iniciado el 25 de octubre de 2020. El tratado establece que cada cinco años México debe entregar a su vecino del norte 2,158 millones de metros cúbicos provenientes de los afluentes del río Bravo (o río Grande), principalmente del río Conchos, que alimenta la presa La Boquilla, en Chihuahua.

Presas en niveles críticos
El panorama hídrico no es alentador. De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (Conagua), al 4 de noviembre de 2025 las presas internacionales que regulan las entregas a Estados Unidos operan en niveles muy bajos:
- Presa La Amistad (Coahuila-Texas): almacenamiento de 1,016.427 millones de m³, apenas 25.2% de su capacidad.
- Presa Falcón (Tamaulipas-Texas): almacenamiento de 353.806 millones de m³, apenas 10.8%.
Ambos embalses están muy por debajo del nivel necesario para garantizar el abasto agrícola y urbano en México y, al mismo tiempo, cumplir con el compromiso internacional.

¿Qué dice el Tratado de 1944?
El Tratado de Distribución de Aguas Internacionales firmado por México y Estados Unidos en 1944 regula el uso compartido de las aguas de los ríos Bravo y Colorado.
El acuerdo establece que:
- México debe entregar a Estados Unidos al menos 432 millones de metros cúbicos de agua al año, medidos en ciclos de cinco años.
- A cambio, Estados Unidos entrega a México 1,850 millones de metros cúbicos anuales provenientes del río Colorado.
En otras palabras, México recibe cuatro veces más agua de la que entrega. Además, el tratado le da margen de maniobra: si no puede cumplir en un ciclo, puede compensar el faltante en el siguiente, siempre que no acumule dos incumplimientos consecutivos.
El documento también contempla excepciones en casos de sequía extraordinaria o accidentes hidráulicos graves, permitiendo posponer la entrega. No obstante, Estados Unidos ha presionado en las últimas semanas para que México presente un plan de cumplimiento inmediato.
Presión desde Washington
La tensión política ha escalado. La secretaria de Agricultura de Estados Unidos, Brooke Rollins, escribió en su cuenta de X: “el último ingenio azucarero de Texas, en el valle del Río Grande, fue CERRADO porque no hay suficiente agua para nuestros agricultores”.
La funcionaria recordó que el tratado entre Estados Unidos y México fue redactado con un “espíritu de cordialidad y cooperación amistosa”. “La semana pasada me reuní con la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum, donde el Tratado de 1944 fue un tema central de la conversación. Si bien México ha comenzado a cumplir su compromiso de restablecer el flujo de agua, aún no es suficiente y seguiremos trabajando en este asunto de suma importancia. Valoro nuestra amistad con México, pero una promesa es una promesa”, publicó.
Y agregó. “¡Es hora de que México entregue el agua que se les prometió a nuestras comunidades fronterizas!”.
Un tratado bajo presión
El incumplimiento mexicano reaviva un conflicto histórico en el norte del país. En Chihuahua, los productores agrícolas han bloqueado en varias ocasiones el acceso a la presa La Boquilla, oponiéndose a que el Gobierno federal libere agua hacia Estados Unidos. Los campesinos advierten que, de hacerlo, sus cultivos y actividades agrícolas quedarían al borde del colapso tras años de sequía.
El conflicto va más allá de los compromisos del tratado. Las cuencas del río Bravo y del río Colorado enfrentan problemas estructurales que dificultan el cumplimiento del acuerdo:
- Escasez natural del recurso y sequías cada vez más prolongadas
- Sobreexplotación de acuíferos y uso ineficiente del agua en la agricultura
- Contaminación de ríos y efluentes industriales
- Falta de infraestructura de almacenamiento y tratamiento
Expertos advierten que, mientras no se reduzca el consumo y no haya acuerdos para una gestión más eficiente en ambos países, los conflictos hídricos en la frontera seguirán intensificándose.
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