MÉXICO, D.F.- Los desequilibrios que México enfrenta al inicio de este 2016 son sistémicos, no constituyen sólo un problema coyuntural, en realidad son parte de un nuevo cambio en la estructura financiera mundial que vuelve a privilegiar a Estados Unidos, el resto de la naciones se ajustará a esta nueva realidad.
El proceso financiero llega acompañado de una desaceleración industrial que ha golpeado a las manufacturas, Estados Unidos y China ya viven los primeros efectos de la contracción, influencia que llegará al grupo de países que órbita alrededor del sistema manufacturero innovador y propietario de las naciones desarrolladas.
Se manufactura y maquila en una parte del mundo pero la creación, el desarrollo y la toma de decisiones se genera en la parte más desarrollada.
En consecuencia la economía global enfrenta una nueva etapa de incertidumbre y volatilidad, ahora desencadenados por China, aunque en realidad es parte de una historia que inició hace más de 15 años. Sólo mediante la aplicación preventiva de programas de política económica enfocados a fortalecer las bases productivas y el mercado interno propio se pudo atenuar el efecto. Hoy, la posición financiera, industrial y económica de cada nación determinará el efecto final, los países dependientes tomarán el rumbo de aquellos que los condicionan y guían.
México entra a este periodo de turbulencia financiera con un crecimiento marcado por la inercia, el aumento del PIB en 2015 no superará el 2.4%, básicamente el mismo que le ha caracterizado durante los últimos 30 años y que es determinado por su grado de dependencia industrial, financiera, comercial, turística y migratoria con Estados Unidos.PIB,
Lamentablemente la inercia no será suficiente para superar el reto que presentan los desequilibrios financieros y económicos que ahora son más visibles. La fortaleza del dólar indica que los capitales están privilegiando el refugio que consideran más seguro: Estados Unidos.
La caída de las reservas internacionales de China sintetiza el cambio de dirección de los recursos financieros. Durante 2015 China perdió más 500 mil millones de dólares de sus reservas (más de 600 mil millones si se considera el nivel máximo alcanzado en 2014).
La depreciación de las monedas frente al dólar, la caída del precio de petróleo y del oro constituyen otras muestras del enorme ajuste que inició en 2011 pero que se aceleró desde mediados de 2014. Todo esto es un proceso que sigue formando parte de los problemas iniciados con la creación de las burbujas financieras de fines de los años noventa.
El inicio del nuevo milenio dio la primera evidencia de los severos desequilibrios provocados por la falta de una regulación adecuada de los mercados financieros, particularmente de los conocidos como derivados.
La gran crisis de 2008-2009 mostró la magnitud de los problemas y el monto millonario del rescate que implementaron los gobiernos y bancos centrales. Esto tuvo un costo fiscal y financiero que implicó la aplicación de programas de austeridad en varias naciones que integran a la Unión Europea.
El proceso de ajuste inhibió el crecimiento económico; Japón, China, Canadá, Brasil y Rusia entraron en un periodo de desaceleración económica que en algunos casos ha terminado con una recesión. La Unión Europea se conformó con un débil crecimiento.
El corazón de los BRICS fue tocado, terminó con el sueño efímero, creado por las corredurías financieras, de un bloque económico capaz de generar contrapesos globales, algo que no fue sostenible en la vida real. China, Rusia e India seguirán teniendo un cierto peso geopolítico, energético y económico, pero la conducción y el liderazgo aún permanecen en Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña, Francia y Japón, solamente China tendrá la capacidad de penetrar en esa esfera.
México debe entender la magnitud de los cambios, y que la inercia no le alcanzará para crecer como requiere, especialmente si la volatilidad se exacerba.
*José Luis de la Cruz Gallegos es Director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico