“Mexicanos a la alza”

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 ¡Mexicanos al grito de guerra!, dice la primer línea de nuestro glorioso himno nacional, ese canto que desde que recordamos, nos ha hecho sentir unos verdaderos mexicanos. Es tiempo que durante los eventos públicos o deportivos en vivo o televisados nuestros corazón explotan de un sentimiento de gloria y esperanza por haber nacido aquí… hoy no pedimos un grito de guerra por una lucha sangrienta, no, no más sangre por favor… no es eso lo que hoy anhelamos… hoy suplicamos un grito de guerra para luchar unidos contra la adversidad colectiva que parece cernirse sobre nuestro pueblo, sí, pedimos un grito de guerra contra la corrupción y contra todo aquello que se mueva y que en su movimiento busque la destrucción de los valores que hasta hoy, son lo único que ha mantenido vivo a nuestro pueblo. Suplicamos un grito de guerra contra las enfermedades que en su poder arrasan con lo que más apreciamos, nuestros seres amados… ¡el acero aprestad contra el cáncer de mama!, sí, contra ese carcoma que nos ha despojado de muchas mujeres valiosas… cerremos un poco los ojos e inclinemos nuestros rostros por todas aquellas damas que, no han perdido la batalla, más bien han muerto en batalla contra este terrible mal. Ajustemos la solapa y luzcamos el emblema rosa de vida… es por ello que hoy únicamente pedimos un grito de guerra contra toda impiedad e injusticia…

Su más humilde servidor y quienes con su esfuerzo hacen posible este portal informativo, no deseamos otra cosa que saberles felices en este mundo de hoy… porque sabemos que aun cuando dicen que no hay mejores lunas que las de octubre, hoy yo digo que no hay mejores seres humanos viviendo este julio canicular, como lo vivimos nosotros.

Creo que por mucho tiempo hemos sido lo que otros han querido que seamos impidiéndonos llegar a una renovación de vida. Renovarse, redescubrirse, reorganizarse son palabras que es tiempo que incluyamos en nuestro lenguaje para que al tenerlas siempre consigo, podamos realizar lo que cada una de ellas significan. México necesita mexicanos reales, no ficticios ni falsas copias de algo que no son y que van por la vida con bandera ajena.

En un territorio donde hemos vivido momentos de gloria y frustraciones desde épocas inmemoriales, qué bien el que todavía podamos estar de pie, con la mano al pecho y decir a voz en cuello un “… patria, patria tus hijos te juran…”

Y es que existimos muchos mexicanos que aun cuando los nuevos desafíos culturales, sociales y económicos nos tengan el pie en el cuello, todavía tenemos el orgullo de expresar con el corazón palpitante un juramento que no se nos ha extinto por el simple hecho de que seguimos creyendo en México.

Creemos en la diversidad, en los enormes colores que se expanden por todo el territorio mexicano, desde sus amplios campos verdosos, sus desiertos y sus altas montañas, hasta la enorme variedad de culturas y formas de pensar y de existir en las diversas entidades que conformas nuestra nación… optamos por ser seres agradables, no por imposición, sino por naturaleza, por ello nos hemos convertido en un país que tiene un turismo tan variado que igual a los europeos, asiáticos o africanos les gusta visitar, si, recorrer los caminos que van desde Tijuana hasta Mérida… pero ¿Qué es ese carisma o esa actitud que nos hace tan diferentes a cualquier otro ciudadano del mundo?… indudablemente es el amar a la patria, cumplir con las obligaciones que nos impone, como dijera un día Francisco Ignacio Madero, sin dejarnos arredrar por los fantasmas que engendra nuestra imaginación ni por los peligros reales que encontremos en nuestro camino… y la pregunta es, ¿Cuáles son nuestros deberes? las opiniones pueden ser muy variadas, sin embargo, lo más básico es ser buenos ciudadanos, cumplir con nuestras responsabilidades y esperar, claro, que el gobierno haga lo propio, ya que bien es sabido que una de sus misiones es impartir justicia.

Vivimos en un México de cambios, algunos de ellos drásticos. Temerle al cambio es desgano al progreso, sin embargo, en dichos cambios muchas veces las garantías individuales y colectivas peligran y es ahí cuando las personas buscan lo justo. El buscar un balance en nuestras vidas va mucho más allá que una simple satisfacción individual, en ello va la seguridad y el bienestar de nuestros padres y hermanos, de nuestros hijos e hijas. Luchar por exigir justicia no es atentar contra el gobierno, al contrario, es para recordarle al gobierno que su misión es puramente impartir justicia con los ojos vendados simplemente porque vivimos en un país democrático y cuando se es necesario buscar la justicia se pelea hasta lograrlo. La búsqueda de la justicia no es buscar únicamente el auxilio de magistrados o jueces, nuestro ideal siempre deberá ser el buscar dicha justicia, como dijimos antes, en la vida diaria, como sociedad civil. Se trata de hacerle liviana la senda para que cada uno extienda o ensanche su potencial, pero ¿Qué es esto?  Es respetar el derecho de nuestros familiares a realizar sus planes individuales, socorrer a las personas a que obtengan lo que les pertenece, no despojar a los demás sus derechos y lidiar por conservar los nuestros. Con nuestras acciones podemos contribuir a construir una sociedad equivalente, solidaria y cortés que exprese las máximas virtudes de cada uno de sus integrantes.

Negar lo evidente nos hace cómplices y cobardes. México por muchos años ha sido víctima de atracos a su economía directamente por el abuso indiscriminado de sus recursos naturales. Por años unos pocos se han beneficiado de lo que le pertenece a los mexicanos. La injusticia perjudica a los individuos y debilita las relaciones sociales. El de bajos recursos comienza a creer cada vez menos en el voto y por ende en sus gobernantes. Por naturaleza entonces recurren a ejercer justicia por su propia cuenta. Mientras la justicia impere, viviremos en un estado de derecho donde se respete la vida y el desarrollo de cada persona.

De nadie es desconocido los levantamientos multitudinarios que a últimas fechas se han realizado en nuestro país, unos por la excesiva violencia que existe en las calles, por descontento social que viene de ver constantemente la corrupción, hasta por el alza de precios de gasolina y otras cosas… cuando las personas exigen justicia algo está mal, existe un algo que está fallando, es cuando entra en vigor los diputados que ven a conciencia lo que hay que ordenar y equilibrar la balanza de la justicia. No nos dejemos llevar por la ira, por los rencores ni por hacer justicia por mano propia. Afortunadamente vivimos en un país democrático donde hasta la fecha nuestros líderes han logrado salir victoriosos dándonos una patria libre y ajena a problemas gravísimos que otros países tienen… no por nada digo que en un territorio donde hemos vivido momentos de gloria y frustraciones desde épocas inmemoriales, qué bien el que todavía podamos estar de pie, con la mano al pecho y decir a voz en cuello un “… patria, patria tus hijos te juran…” Soy el markes de Sade, hoy mucho más patriótico que otros días, pero al fin y al cabo el mismo…adieu.