MÉXICO.- Imagina un futuro donde Japón invadió México e impuso su tecnología y disciplina en una región renombrada como ‘Nuevo Tokyo’. Es un lugar controlado por clanes criminales, donde las luces de neón conviven con los cables enmarañados, y los tinacos junto a las cobijas de tigre adornan los techos de los edificios.

Esta es la premisa de Mexican Ninja, el nuevo videojuego del estudio latinoamericano Madbricks (publicado por Amber), que busca romper con la tradición solemne de los videojuegos sobre el país para ofrecer una sátira llena de acción, caos y una identidad urbana cruda.

México más allá de las pirámides y la historia prehispánica

Históricamente, el desarrollo de videojuegos sobre México se ha inclinado hacia lo prehispánico: el misticismo de los aztecas, el viaje al Mictlán o la fantasía de los alebrijes. Sin embargo, Mexican Ninja apuesta por el asfalto.

Hay muchos juegos que se van a lo histórico, y está ‘cool’, pero yo no ponía tanta atención en las clases de historia”, confiesa con humor Darío Hoyo, director creativo del proyecto, en entrevista para Excélsior.

Quisimos contar lo que vemos todos los días en la calle, la manera en la que lo vivimos: los tianguis, ir a comer tacos, ver un montón de Rotoplas en los techos. Eso se sentía más personal“, agregó.

El resultado es una estética cel-shaded con un sabor innegablemente local; un homenaje a la cultura pop mexicana, esa que mezcla lo sublime con lo ridículo sin pedir disculpas.

Narkuzas: La realidad hecha sátira

En este universo distópico, el vacío de poder ha sido llenado por los “Narkuzas“, una fusión ficticia entre los cárteles mexicanos y la Yakuza japonesa. Tocar temas de narcotráfico y violencia en un videojuego mexicano es caminar sobre una línea delgada, pero los desarrolladores aseguran que el objetivo no es la apología, sino el “statement” (declaración) de una realidad, filtrada por el humor negro.

No estamos diciendo ‘las drogas son buenas’ ni haciendo una apología. Es un statement de realidad. Así vivimos“, explica Hoyo. Lejos de buscar la controversia gratuita, el juego utiliza esta premisa para justificar un gameplay frenético del género beat ‘em up (“yo contra el barrio”) con elementos roguelike.

Gabriel Vasco, co-head del estudio, profundiza en esta visión: “La premisa es que Japón tomó México, pero luego lo dejó medio abandonado. Se introducen elementos japoneses, pero todo sigue siendo muy latino”.

Ante las críticas sobre el uso de lugares comunes, Vasco es tajante: “Nos llegan comentarios de que usamos estereotipos, pero es una realidad que existe. No significa que sea la única forma en que nos ven, pero no significa que no podamos usar esas realidades para crear algo divertido”.

Caos, música y “humor rancio

La jugabilidad de Mexican Ninja se define con una palabra muy nuestra: “Desmadre“. El juego no busca ser una simulación perfecta de artes marciales, sino una experiencia de poder donde el protagonista, un ninja improvisado, utiliza habilidades que rozan lo absurdo.

Hay una habilidad que es un ‘pedo enchilado’: te tiras un gas e incendias a los enemigos”, relata Darío Hoyo entre risas, defendiendo que el humor escatológico es parte del ADN de la comedia mexicana familiar.

Este desenfreno visual viene acompañado de una propuesta sonora igual de arriesgada: una mezcla de música norteña y mariachi con electrónica y percusiones japonesas, que en momentos escala hasta ritmos urbanos como el reguetón de Dani Flow y Bellakath.

Hay momentos donde la vibra tiene que superar la dignidad“, bromean los desarrolladores sobre la inclusión de estos ritmos en medio de combates de katanas.

Diversión y golpes para todos

Más allá de la sátira social, Mexican Ninja es, ante todo, un roguelike frenético. Aunque este género suele tener fama de castigador, el estudio aclara que no buscan frustrar al jugador. “No es un ‘Souls’ que te quiere quebrar el alma; no lo queremos hacer para un público hardcore“, asegura Darío. El objetivo es ofrecer un reto que sea “satisfactorio” y disfrutable para una gran variedad de públicos, no solo para masoquistas.

Queremos que se globalice. Un alemán lo jugó y dijo ‘qué locura, qué estética’, pero un mexicano ve una referencia al Dr. Simi se emociona”, cuenta el creativo sobre la dualidad del juego.

El título equilibra mecánicas sólidas con un humor irreverente. En cada partida, los jugadores deberán definir su estrategia en el ‘Camino del Burro’ y elegir habilidades especiales como el “Vergazo X” —que según sus creadores es simplemente “un putazo más, pero bien duro“— o mejoras con nombres pícaros como “Macho Pega Doble”.

Incluso se atrevieron a jugar con figuras sagradas, incluyendo referencias visuales a una “Virgencita“, algo que algunos han llamado blasfemia pero que el estudio defiende como parte del “espíritu mexicano de tomarnos las cosas a la ligera“.

Es un lenguaje universal: acción constante donde, aunque no entiendas español, disfrutas los golpes; pero si eres mexicano, te ríes cuando los enemigos te gritan “cámara, ya te la sabes” a mitad del combate.

Una apuesta por la industria regional

Desarrollado entre talento colombiano y mexicano, Mexican Ninja es también una prueba de fuego para la industria latinoamericana: demostrar que se pueden crear productos con calidad de exportación sin sacrificar la identidad y competir por la atención del gamer local.

En la región juegan millones de personas, pero juegan FIFA o Call of Duty”, reflexiona Gabriel Vasco sobre el reto de la industria. “Falta un entendimiento de que también hay cosas locales. Queremos que lo jueguen, que lo prueben; que nos ‘avienten la madre’ si es necesario, pero que nos apoyen”.

El juego, que actualmente se encuentra en fase de pruebas y puede añadirse a la lista de deseos en plataformas digitales como Steam, promete ser un título donde, por primera vez, un jugador extranjero podrá conocer un México urbano, el que está lleno de tinacos en azoteas y cobijas de tigre en los balcones .

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