TIJUANA.- Quedaban 10 minutos por jugarse, pero Mauro Boselli sabía que su certero cabezazo marcaba el colofón del heroico intento del líder, por lo que su celebración irradió desdén.
El León sufrió de más sobre el sintético césped del estadio Caliente, mas su capitán apareció en el momento justo para marcar el tanto que significó el boleto a su segunda semifinal consecutiva.
Fue la derrota más dulce (2-3, 5-3 global), primera bajo las órdenes del estratega argentino Javier Torrente. Detalle imperceptible para los Panzas Verdes, quienes festejaron efusivamente después del silbatazo final del árbitro Luis Enrique Santander. No era para menos. Caminaron al borde de la cornisa… Pero no cayeron.
Los Xoloitzcuintles de Tijuana coquetearon con el milagro, pero su poder de autodestrucción resultó insuperable.
Aquellos tres relampagueantes minutos que tuvieron como clímax los goles de Yasser Corona (41’) y Guido Rodríguez (43’) ilusionaron al pueblo fronterizo. El problema es que, para entonces, ya jugaban con un futbolista menos por el cartón carmesí que vio Vitor Gomes (16’), debido a una inexplicable falta sobre el contención colombiano Alexander Mejía.
Segunda baja para los punteros, quienes se quedaron sin Miguel Herrera (estratega) y Diego Ramírez (auxiliar) cuando apenas se habían jugado cinco minutos. Perdieron muy pronto la batalla de los sentimientos con Santander, quien no soportó reclamos, pese a su dubitativo trabajo.
La principal polémica se generó en la anotación que abrió el marcador. Es cierto que el guardameta William Yarbrough contactó a Dayro Moreno, mas el penalti se decretó casi dos minutos después, hasta que el asistente José Luis Camargo señaló que sí existió infracción. El goleador colombiano no falló (13’). Iniciaba el drama.
Se acentuó por la irresponsabilidad de “Juninho”, ante la absorta mirada del “Piojo”, quien ya estaba en las tribunas del estadio Caliente. Les faltaban dos goles para el milagro. El problema para los norteños era la inferioridad numérica ante un equipo con “punch”.
Es por eso que el festejo de Boselli era esperado, más allá de que los Xoloitzcuintles apostaron por agazaparse y casi llegan a la otra orilla. La igualada a tres, en el marcador agregado, les daba el boleto a la semifinal por su mejor posición en la tabla.
Pero el León jamás claudicó y su emblema aprovechó la débil marca de Juan Carlos Valenzuela para destrozar los sueños del anfitrión. El criterio de los tantos marcados como visitante obligaban a los de Tijuana a hacer otros dos.
Lo intentaron y dejaron espacios atrás que Luis Montes no desperdició para otorgar más solidez al boleto de los guanajuatenses (84’), quienes vuelven a soñar con lo más alto. (El Universal)
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