CDMX.- En la recta final de actividades del Festival Letras en Tepic (FTL), Paco Ignacio Taibo II, Élmer Mendoza y Juan José Rodríguez se encontraron en la mesa “Negra y criminal. Literatura policiaca y violencia”, género que se nutre de la realidad, de los hechos de vida cotidiana. Allí Taibo invitó a acostumbrarnos al horror que se vive día a día, porque “si nos acostumbramos al horror, se desvanece y se vuelve moralmente impoluto”.
Cuando fue cuestionado sobre el proceso de creación que requiere la novela negra, Taibo II explicó: “No puedes hacer novela criminal sólo con lo criminal, primero haces novela y luego será criminal, de ciencia ficción, de fantasía, pero primero es novela”.
En su turno, Élmer Mendoza, expuso sobre la importancia que tiene la ciudad como escenario donde los personajes se desenvuelven y uno de ellos, es la víctima, él se interesa en dar cuenta del universo de la víctima, en qué circunstancias vivía, con quién y cómo.
Acerca del entorno en que se desarrolla una novela, Paco Ignacio Taibo II afirmó que “no está mal construir una literatura repleta de juegos, engaños, trucos, trampas, imaginación. No estaría nada mal tener personajes que son heterosexuales que están en el clóset, usar estas situaciones que rondan en lo absurdo pero que son en lo absurdo pero que son realismo puro, estamos en México”, mencionó.
Otra de las mesas que formaron parte del penúltimo día de actividades fue “Los libros que me han cambiado”, en la que Élmer Mendoza y Evelio Rosero, entre otros, compartieron los libros que habían leído. Rosero comentó que antes de iniciarse en la creación literaria comenzó en la lectura.
El escritor colombiano recordó a Robinson Crusoe, de Daniel Defoe, texto, que refirió, lo avasalló. Con gran añoranza, también recordó “El quinto hijo”, de Doris Lessing, con el que tuvo contacto cuando tenía 10 años.
Por su parte Mendoza hizo un viaje el tiempo para acordarse de textos como “Veinte mil leguas de viaje submarino” de Julio Verne, y Noticias del imperio de Fernando del Paso, lecturas que, comentó, lo convirtieron en un ser sensible, pues en Culiacán, Sinaloa, de donde es originario, “no hay bibliotecas, alguien que leía una novela era extrañísimo, lo más que se leía eran cómics”.
Taibo II y Élmer Mendoza coincidieron en que un Festival necesita tiempo para consolidarse y requiere ir más allá de la estructura administrativa.