“El sí de los niños”
La búsqueda de Dylan en el estado de Chiapas destapó una pestilente cloaca de abuso infantil.
Dylan fue sustraído del seno de un mercado chiapaneco hace ya algunos meses. Las autoridades se enfocaron en la búsqueda de un modo por demás infructuoso. Se buscaba a una niña que según un video difundido, había sido la que se había llevado al infante. La intensa pesquisa derivó en el descubrimiento de una red de trata de niños en el estado de Chiapas y particularmente en San Cristóbal de las Casas.
Cuando la policía abrió la puerta de aquella casa, se reveló ante sus ojos una pestilente cloaca que hablaba por sí misma sobre el modo en el que más de una veintena de niños vivían hacinados. Laaglomeración en sí era algo mínimo para lo que se comenzó a develar con el transcurso de las investigaciones. En el cateo se detuvo a tres féminas que se encargaban de abusar física y psicológicamente de los infantes.
Semejante hallazgo elevó las antenas de las diversas organizaciones dedicadas a la búsqueda de niños. Los pequeños provenían de diversas regiones cercanas a la ciudad de San Cristóbal. La sorpresa fue en aumento cuando en el seno de aquella pestilente pocilga se encontraron bebés de sólo algunos meses de nacidos.
La doble docena de pequeños eran obligados a vender artesanías por las bellas calles de la popular y siempre turística ciudad de San Cristóbal. Volver a casa con la mercancía, implicaba ya no sólo un severo castigo corporal que bien podría ser el no comer, hasta una buena azotaina. Los gritos, humillaciones y golpes frente al resto de los niños eran una lección que se debía aprender. Todos sabían que intentar escapar, era la puerta al infierno. Ser capturados era el paso a días sin comer y encierros que parecían infinitos.
La explotación infantil no es algo nuevo. Desde la antigüedad tal actividad ha sido una necesidad para una sociedad cada vez más codiciosa. Los niños en sí representan mano de obra silenciosa, fácil de dominar y lo principal, totalmente gratuita. En la actualidad la obtención de niños se ha convertido en una redituable “materia prima” para quien se dedica al tráfico de órganos. Nadie desconoce que de un tiempo acá se han descubierto cuerpos de niños enteramente “limpiados”. Se han encontrado sus cuerpos vacíos a despoblado, en la selva, bosques y en un sinfín de lugares.
Los niños igualmente son el pan de cada día del pedófilo. Estos individuos atisban serenamente como un zorro. Muy rara vez actúan desbocados o irreflexivamente. En su gran mayoría y como una de sus características, suelen ser astutos, pacientes y cautelosos. Obtenida la presa olvidan todomiramiento. Tener la presa en sus manos es vaciar deseos incontrolables que muchas veces llevan a la muerte de la víctima o al abuso severo de ésta.
Según algunas organizaciones dedicadas al cuidado y educación de los niños, durante la pandemia que actualmente se cierne sobre el mundo, la cantidad de niños abusado en casa se ha disparado escandalosamente. Según dicha estadística, los principales abusadores son los tíos, los primos y en trecer lugar, los padres.
Por su edad y por su vulnerabilidad, el sí de los niños está garantizado. Su inocencia y su falta de experiencia los hace decir sí ante la inmensidad de su abusador, ante la imposibilidad de ponerse a resguardo.
Dentro del mundo del abuso, no hay mucho tiempo para llorar por sus padres, hacerlo no sólo derivaría en una nueva tunda, sino también en una cátedra sobre el aceptar su nuevo destino de que se debe olvidar el origen.
El abuso laboral es una tendencia en México. La gran mayoría de los niños que trabajan en el país, han dejado de estudiar. Muchos de ellos son llevados a campos de cultivo a lo más profundo de los estados del país. Son utilizados en la recolección de frutos sin salario alguno y viviendo por docenas en pequeñas casas improvisadas.
Muchas veces como turistas vemos con ternura las expresiones sucias de esos pequeños que ya nos ofrecen una pequeña pirámide de Chiché Itzá, un ChacMool, una momia de dulce; otras veces nos apasiona la entereza de tal o cual niño yucateco, campechano o tabasqueño contándonos las historias de su antigua cosmogonía, la leyenda de cenotes, pirámides o edificios viejos. Sacamos de nuestro bolsillo una moneda y se la ofrecemos muchas veces sin pensar que esa moneda ni siquiera la podrá disfrutar.
El sí de las niñas, el sí de los niños ante el mandato de un abusivo es nuestra propia derrota como humanidad.
Chiapas ha liberado más de veinte niños, ¿Cuántos millones más hay cautivos y no nos hemos dado cuenta?… cada que un pequeño le ofrezca un garapiñado, un chicle, una paleta, un silbato, cómpreselo, usted no sabe que si no logra su venta del día le aguarda una paliza inolvidable. No más un sí de ellos, de ellas, no más esa triste violencia contra los que están ahí para ser protegidos en el seno de un hogar, y no en manos de maleantes violentándolos. Adieu.
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