La pluma profana de El Markés

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“Múzquiz y el imperio perdido”

Francisco Vázquez de Coronado recorrió cientos de kilómetros en su búsqueda de las cinco ciudades de Cíbola en territorio al norte de América. Iba ilusionado de lo que mucho se había hablado sobre cinco ciudades bañadas en oro. Luego de una agotadora jornada vio a lo lejos  las míticas ciudades, sin embargo, conforme se acercaba se iba dando cuenta que el tal oro no existía, sino que era un engaño visual, un brillo causado por los rayos del sol y uno que otro fenómeno del desierto. Exhaustos y fracasados, emprendieron el regreso.

En la actualidad mucho se habla de una tierra en Coahuila en la que antiguamente hubo misiones jesuitas y mucho oro. Se habla de un gobierno municipal regido por una emperatriz y de una reserva Kikapú de la que se habla maravillas, pero, oh, sorpresa, Vázquez de Coronado viene a mi mente pues todo parece ser obra de un burdo artificio.

Melchor Múzquiz es sin duda alguna uno de los Pueblos Mágicos más interesante de Coahuila. El interés popular no sólo radica en que es un pueblo con bastante historia y que viajando allende las montañas, podrías encontrar impresionantes senderos y la exquisita comida de la reserva de los Mascogos; también caminar por la pintoresca cascada y su hilito de agua. Sin embargo, con todo y los cientos de puntos turísticos y de interés que pudiéramos mencionar, existe un algo que ha hecho que los cuellos se alcen y que empiecen a buscar, como conejillos de praderas, eso que se dice y que tiene qué ver con una mujer que conforme pasa el tiempo, se va convirtiendo en una Cleopatra, y aunque le arda el pecho a muchos, en una Eva Perón… bueno, eso tal vez quisiera ella pero los rumores van y los rumores vienen. De los que van, llevan el chisme de que su gestión a la fecha ha sido un verdadero fracaso, y con respecto a los que vienen, que tiene tanto poder como para hacer lo que se le venga en gana y con las manos en la cintura. Se diga lo que se diga, esta dama ha despertado la curiosidad, como ya dije antes, de propios y extraños, pero más de los que viven fuera, esos que viene a este pueblo para saber qué tanto hay de cierto de que a esta mujer de rostro níveo se le puede ver andando en los pasillos de la presidencia con modelitos de Alesandro Michelle, de Gucci y accesorios costosísimos de Louis Vuitton. Que se le ha visto lucir unos buenos lentes Balenciaga, bolsos de Jonathan Simkhai o zapatos Pressiat. Sus redes sociales puntean ferozmente amenazando de modo brutal a las mejores influencers de moda. Estar frente a ella es de valientes pues se habla que su voz no sólo significa obediencia a lo que pide, también un bondadoso canto de sirena ante la cual caen los mejores navegantes de la política. Que han existido enemigos intentando derribar sus murallas y entrara sus territorios, es cierto, pero como siempre, gallarda y empoderada amazona ha tenido el frio talante para echarlos fuera con su voz tan punzante y cortante.

Mito o realidad, lo que se dice de la dirigente por Morena al municipio ha brincado las fronteras… y si habláramos de los últimos sucesos al interior de la casa de piedra custodiada por el general Melchor Múzquiz, pues ahí sí entraríamos en una contienda contra los cientos de ciudadanos que día con día expresan su inconformidad por las muchas fallas que el gobierno de la diva de a caballo ha demostrado.

Es bien sabido que lo que dice la gente es lo que define a un municipio, y si estos lo expresan en redes sociales, pues mucho más. El pueblo de Múzquiz ha sido denominado como Pueblo Mágico, sin embargo, la magia no se ha visto por ningún lado, y si decimos que por ningún lado, es que por ninguno. No hace mucho una familia que venía de Cuernavaca, hechizada por las bellas imágenes en televisión mostrando a Kikapú a caballo, gallardos y emplumados, no deseaban otra cosa sino verlos. Sorpresa, el trámite para llegar hasta ellos fue tan engorroso, que optaron por irse a comer un buen platillo con los Mascogos y olvidar el amargo momento. La realidad es que no se perdieron absolutamente de nada porque caminar en la reserva de lo Kikapú es caminar por cualquier colonia de cualquier ciudad. No hay nada de maravilloso en ese lugar, si acaso las casitas de paja y materiales bajados der la montaña, pero solo eso. La expresión de sus habitantes es reseca y poco amigable, así que, la magia de Múzquiz es tan dudosa como la de Campanita de Peter Pan.

La diva morenista de Múzquiz se pasea como reina electa de las feria del pueblo. Sabe lo que posee y sabe en lo que ha fallado. Sabe que es una diva, pero también que es una farsa luciendo una ineptitud que el pueblo le lanza en la cara. De lejos yo solo miro a la diva alzar el rostro, pegarle con la riata al caballo y al mismo tiempo azotar con la misma a un pueblo descorazonado y profundamente triste. Adieu.

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