La pluma profana de El Markés

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“Guerra intestina”

Francisco Ignacio Madero siempre tuvo un ideal, romper con la corrupción reinante en su tiempo y en las altas esferas del gobierno. No soy historiador, ni mucho menos, pero seguro estoy que harto, hastiado, fastidiado estaba de ver que los ricos estaban cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. Lo curioso del caso es que la familia Madero era una familia poderosa que no necesitaba en mucho la ayuda del gobierno. Poseían grandes extensiones de tierra y vivían, por decir así muy cómodamente. Con todo y eso Francisco Ignacio se echóal ruedo de una contienda que tenía prácticamente perdida ante la monstruosidad de un Porfirio Díaz que la hora de la hora se había echado hacia atrás y había simplemente decidido que siempre no, que mejor no, que mejor se quedaba en el poder porque estaba muy a gusto. Cansado no estaba de haber gobernado el país por más de treinta años encumbrando a los ricos y pisoteando a los pobres… pero no perdamos de vista una cosa, Porfirio Díaz era el gran Porfirio Díaz, un hombre que había dado, en su momento, mucho de su espíritu estratega a la nación. Había peleado la buena batalla en defensa de México contra el extranjero con amplia valentía, era un hombre honorable y capaz de dar su vida por la patria. Luego de ese tiempo sangriento el buen Porfirio tuvo un ideal, enaltecer a la patria y gritarle al mundo que México aquí estaba, que voltearan a mirarlo porque aquí había de todo y a manos llenas. Y estando en el poder, voltearon. El hombre hizo de México una potencia mercantil sin parangón y trajo casi casi de golpe muchos beneficios al país. Pero poco a poco su ideal se fue desvaneciendo cuando los beneficios que se estaban recibiendo fueron a dar en abundancia a los bolsillos de los poderosos mientras que los campesinos seguían siendo explotados. Su ideal de enaltecer al país terminó por los suelos por su avaricia y su deseo de perpetuarse en el poder. Entonces llegó Francisco Ignacio Madero con un ideal: Romper con una dictadura que estaba asesinando a cientos de campesinos sólo por alzar su voz para reclamar justicia. Lo que Madero logró en muy poco tiempo, sigue siendo un baluarte hoy en día. La época revolucionaria vivió una guerra intestina entre muchos ideales. Zapata poseía un ideal, lo mismo Francisco Villa, Pánfilo Natera, Álvaro Obregón, Carranza y otros muchos. El encontronazo de ideales fue tan contundente que todos estos personajes terminaron tendidos, si no en el campo de batalla, sí a manos de algún contrincante que lo asesinara a traición.

Hoy, muchos años después, la pérdida de valores se cierne sobre el país ante una guerra de vulgaridades disfrazadas de ideales que ha convertido a la patria en una vergüenza universal. Ya lo dijimos antes, cada uno de los grandes combatientes de la época revolucionaria tenían un ideal, y bien sincero. Todos iban dirigidos a dar justicia a los pobre.

En el estado de Coahuila se prepara el terreno electoral para elegir gobernador, pero ¿Qué ideales tienen los panistas, priistas, morenistas y todos los que terminen en “istas”? siendo crudos, fríos y realistas, a lo largo del tiempo los líderes políticos solo tienen un ideal: enriquecerse brutalmente a costillas del pobre, de la mano de obra que se calla, que guarda silencio y que no alza la voz porque prefiere ser maltratado a perder su empleo. Hoy en día no existen los ideales, y lo digo porque si en realidad existieran no existirían las penosas coaliciones. Romper los ideales para aceptar los de otro o hacer una capirotada de ideales en realidad es hacer un licuado de heces fecales de cabra, vaca y asnos. Aquí nadie supo defender sus ideales, sus sueños y optaron por fusionarse y hacer un frente poderoso en contra un partido tan sencillo y que por su franqueza ganó terreno a nivel nacional. Dicen que el miedo no anda en burro y aquí se comprobó plenamente el dicho. La guerra intestina que se vive al interior de la patria es toda una telenovela.

Muchos son los que han tomado la actitud de la tortuga a la hora de votar. Meterse en su caparazón al ver llegar las campañas y permanecer ahí hasta que la vergüenza pase. Y es que si de ideales se habla, lo mejor es valorar nuestros sueños, gozar de la música que amamos, de la gente que nos rodea y vivir en esa sana burbuja sin que nadie nos apague el gusto.

Finalizo diciendo que el hombre fue puesto sobre la tierra por un Dios que deseaba que su creación estuviera llena de ideales, y el principal, que tuviera esa visión eterna de volver a Él, pero ya perfeccionado y después de haber hecho todo lo posible por seguir sus mandatos. Ese fue el ideal primigenio y dogmático con el que hemos crecido muchos de los denominados cristianos. Independientemente de esto el ser humano va por la vida siguiendo ideales tan nobles que es justamente eso lo que lo hace hermoso. Piensa en serio, analiza cuál es tu sueño, pero un verdadero sueño que no tenga que ver con la porquería electorera que va arrastrando con todo volviendo miserables a los que creen en ellos. Vive, sueña y realiza con tu propio esfuerzo, Adieu.

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