La final de la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL), el Super Bowl, se disputará el domingo en Santa Clara, en el corazón de Silicon Valley, pero la acción y la fiesta se concentro en San Francisco desde hace algunos días.
La ciudad ha gastado más de cinco millones de dólares en la organización de eventos previos a la Super Bowl, que incluyeron desde conciertos gratis a exposiciones fotográficas, juegos interactivos, demostraciones de realidad virtual y degustación de comida y bebida en una especie de festival que se concentró alrededor del Ferry Building, en la zona portuaria.
El programa de actividades incluyó, también, todo tipo de fiestas y eventos exclusivos auspiciados por empresas y organizaciones privadas.
El pasado viernes, por ejemplo, el canal deportivo ESPN patrocinó una fiesta en Fort Mason, una antigua base militar situada frente a la prisión de Alcatraz, a la que asistieron atletas, más de una docena de estrellas de la NFL y celebridades como la modelo de ropa interior Adriana Lima.
El proveedor de televisión por satélite DirecTV y el conglomerado de bebidas Pepsi también se han sumaron al espíritu festivo y fueron los anfitriones de un evento en el puerto de San Francisco que estará amenizado por el cantante Pharrell Williams.
El sábado, la revista Vanity Fair organizó una fiesta a la que se podía asistir solo por invitación y en la que actuó Bon Jovi, un acto que rivalizó con el organizado por la revista Rolling Stone, cuyas entradas oscilan entre los 1.000 y los 5.000 dólares y que contará con la asistencia de la cantante Charli XCX, los raperos Pitbull y Flo Rida y la banda de rock Jane’s Addiction.
Será allí, en el Estadio Levis, donde se enfrenten el domingo Los Panthers de Carolina y los Broncos de Denver, que han estado entrenando durante los últimos días en la Universidad Estatal de San José y en la Universidad de Stanford.
La Super Bowl del domingo, que celebra este año su 50 aniversario, será el evento deportivo más caro en la historia de Estados Unidos, con un precio medio por entrada próximo a los 5.000 dólares.
Y como no podía ser menos, celebrándose en pleno Silicon Valley, el Super Bowl de este año promete convertirse en la más tecnológica de la historia, con 1.200 puntos de conexión inalámbrica instalados en el estadio que buscan asegurar que los alrededor de 70.000 asistentes estén conectados en todo momento.