La escritura de placentera no tiene nada: Josefina Licitra  

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La periodista y escritora argentina nacida en 1975, que imparte cursos y talleres sobre periodismo y crónica. (Agencia El Universal)

CDMX.- Josefina Licitra ha documentado en libros ciertas problemáticas de su tierra. Ha contado las historias de la adolescencia gay-lésbica en la Argentina en “Los imprudentes”; ha abarcado lo inabarcable, es decir, la lucha por la tierra en el conurbano bonaerense de Lanús y Acuba en su libro “Los otros”; y recientemente ha desvelado el drama y el dolor, pero también la negligencia del Estado en “Agua mala”, donde relata la desaparición bajo el agua de un pueblo llamado Villa Epecuén.

Sus historias comenzaron a convertirse en libros hace poco, siempre habían estado en revistas, diarios y suplementos, de allí han saltado a antologías y han ganado premios. La periodista y escritora argentina nacida en 1975, que imparte cursos y talleres sobre periodismo y crónica, asegura que el único momento que disfruta plenamente es cuando le da “send” al correo con su texto.

“Antes tengo un alto grado de tensión y quizás el mayor disfrute es cuando recibes el mail de tu editor que dice ‘está buenísimo’. Entonces digo ‘Ok. Tarea cumplida’”, afirma Licitra, que explica que su oficio en la crónica y esa línea tan tenue de tejer el periodismo con la narrativa fue de forma intuitiva.

“Fue un poco ir a tientas. Tomando en cuenta que me gustaba escribir, decidí que quería ser periodista porque entendí que era la forma de vivir de la escritura; después el precio a pagar era salir a investigar porque a mí lo que realmente me gustaba era sentarme a escribir, pero empecé a notar que la fase de reporteo resultaba muy entretenida, calmaba parte de mi curiosidad y que luego la parte de la escritura si bien no era placentera, porque cualquiera que se dedique a escribir sabe que la escritura de placentero no tiene nada, más bien es una práctica tortuosa, con momentos de fastidio”, afirma la maestra de la Fundación Tomás Eloy Martínez.

Licitra dice que por más adelanto que reciba, sobre todo en los libros de no ficción, representa mucho trabajo pero lo sostiene todo con el deseo de saber aún más de la historia que está trabajando, de la curiosidad que la anima y el interés por contarla.

“Termino un libro y quedo a veces literalmente en cama. Cuando terminé ‘Los otros’, me di el lujo de enfermarme porque terminé extenuada, el territorio en el que transcurre el libro era muy hostil, bastante incómodo, porque uno va y vuelve a esos lugares que no son cómodos, en horarios que no son cómodos, abandonas a tu familia a las 11 de la noche para ir a lugares fétidos, en una noche sin luna, pero es porque uno quiere calmar una curiosidad un poco enferma que va brotando y al final es extraordinario que exista porque gracias a ella uno concluye, si no fuera por la curiosidad no podría escribir mas que cinco páginas buenas”, señala.

Licitra evita a toda costa imitarse, que dice, es el mayor riesgo que cometemos cuando escribimos mucho. “El riesgo del auto plagio, tus propios lugares comunes, modos de escritura a los que vas llegando. Ese riesgo está, la diferencia entre el auto plagio y la construcción como un estilo personal es pequeña porque reiteramos ciertas formas de la escritura”, agrega.

La ganadora del Premio Cemex-FNPI, en la categoría de Texto por “Pollita en fuga”, dice que las lecturas cumplen un poco la función de ir formando una voz y un estilo, pero también se escribe distinto con los años por las angustias, momentos felices, lecturas, películas.

Con los años, Josefina ha forjado una trayectoria incuestionable como periodista, cronista y maestra. Tiene sus propias definiciones, no sólo de periodismo, censura y autocensura, también percepciones propias sobre ejercer en situaciones de riesgo.

“El periodismo por definición es un oficio bastante incomodo que se hace en la calle, reporteando, en contacto con la gente, en el territorio; a veces los medios coinciden con periodistas con cierta flojera que prefieren sacarse el trabajo cuanto antes, invertir lo menos posible para volver a casa. Lo cierto es que nuestro trabajo se ha precarizado, por eso tampoco quiero condenar a esos periodistas porque la trama es bastante compleja y me parece que esa trama tiene que incluir una autocrítica, porque no es sólo que al periodismo le falta calidad por la culpa de los medios, también es que hay razones individuales”, dice.

Luego Licitra responde al tema de la autocensura. “Creo que siempre es mejor poner lo que uno cree que hay que poner y de última no ahorrarle a un editor o a un jefe de redacción la incomodidad de tener que decir ‘esto no va’. Hay que confrontar a los editores con la vergüenza que les puede dar un texto antes que censurármelo yo misma. Creo que es una forma bastante delicada de poner en aprietos a alguien que al final tiene que trabajar de acuerdo con las líneas económicas y editoriales de los medios”.

Cita entonces el caso de México, con lo que ha sido la narcopolítica y el escenario terrible que se abrió con los casos de periodistas asesinados, desaparecidos y amenazados.

“Todo esta relacionado con el temor de que te toquen o que toquen a tu familia o lastimen a un ser querido, en este sentido si hay una autocensura yo la puedo entender, porque este país pone en jaque todas las nociones que uno tiene de la libertad de prensa, la circulación de información, la autocensura, es un caso muy particular y muy doloroso sobre el que yo todavía no tengo ningún tipo de respuesta clara de cómo trabajar”. afirma.

Josefina Licitra vuelve a su trabajo, dice que durante el tiempo que trabaja las historias, siempre deja en claro que no es amiga, es periodista.

“Mis dispositivos de trabajo están a la vista, mi grabadora se ve, mi libreta y bolígrafo también”, concluye.