BRASIL.- El general Marco Antonio Freire Gomes, ex comandante del Ejército brasileño, y Carlos Baptista, líder de la Fuerza Aérea de Brasil, dos de los tres miembros principales de la cúpula militar brasileña, denunciaron que el expresidente Jair Bolsonaro intentó convencerlos para unirse a un golpe de Estado, al que se negaron rotundamente.
Ambos confirmaron en recientes interrogatorios policiales que Bolsonaro los convocó en múltiples ocasiones para proponerles distintas estrategias jurídicas destinadas a bloquear al ganador de las elecciones, Luiz Inácio Lula da Silva, quien regresaba a la Presidencia. Los testimonios de ambos militares se dieron a conocer este viernes cuando el juez a cargo del caso de golpismo contra Bolsonaro levantó parte del secreto sumarial.
Este es el primer señalamiento directo contra Bolsonaro por su supuesta participación en una conspiración para desconocer los resultados electorales e impulsar una ruptura constitucional, aunque disfrazada bajo decretos para aparentar legalidad. Los testimonios de los generales agravan aún más la situación judicial del expresidente de extrema derecha, quien enfrenta varios casos en su contra y se declara inocente.
Según los interrogatorios, los comandantes del Ejército y la Fuerza Aérea rechazaron los planes de Bolsonaro, llegando uno de ellos a advertirle que lo arrestaría si seguía adelante con sus planes de “atentar contra el régimen democrático”. En contraste, el jefe de la Armada apoyó la tentativa del ultraderechista y se puso a su disposición.
El brigadier Baptista también dijo que Bolsonaro se “asustó” cuando le informaron que los institutos legales que utilizó en el borrador del golpe no servirían para mantenerlo en el poder después del 1 de enero de 2023. El oficial también dijo que Freire Gomes “intentó convencer al entonces presidente a no utilizar los institutos antes mencionados”.
Ambos generales fueron interrogados como parte de la investigación sobre los responsables del asalto al centro institucional del país en Brasilia el 8 de enero de 2023, una semana después de la investidura de Lula como presidente. En febrero pasado, la Policía Federal acusó a Bolsonaro de redactar un decreto para anular las elecciones, lo que llevó al juez a prohibirle salir del país y requisar su pasaporte tras registrar su casa de veraneo.
Los testimonios de los generales Freire Gomes y Baptista corroboran la confesión del secretario particular de Bolsonaro, el teniente Mauro Cid, pieza clave en el caso. Cid señaló a su antiguo jefe y a unos 30 colaboradores, incluyendo varios generales y exministros.
El excomandante del Ejército relató a los agentes que Bolsonaro, en su rol de presidente, presentó a la cúpula militar y al ministro de Defensa varios documentos con propuestas jurídicas para evitar la investidura de Lula como presidente. Estas reuniones tuvieron lugar después de la segunda vuelta electoral, que Bolsonaro perdió por un margen estrecho, e incluso se mencionó la posibilidad de decretar el estado de sitio.
Lula asumió el cargo el 1 de enero de 2023, tras una campaña electoral marcada por los ataques de Bolsonaro a las urnas electrónicas. Aunque no hubo evidencia de fraude, seguidores de Bolsonaro protestaron ante cuarteles en todo Brasil, convencidos (erróneamente) de que su líder había sido víctima de un fraude electoral.
Bolsonaro insiste en que no puede haber un golpe sin tanques ni armas en las calles. Aunque está inhabilitado para postularse en las elecciones hasta 2030, sigue siendo una figura influyente en la política conservadora brasileña.
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