Es la historia del francés Fréderic Desnard, de 44 años, que se hace publica este martes. Desnard llevó a los tribunales una demanda a la antigua empresa donde trabajaba al afirmar que su trabajo era completamente aburrido y que le había producido estrés por aburrimiento.
El psicólogo David Scheweiger confirma que más de lo que se conoce como aburrimiento, habría qué ver lo que generó que esa persona tomara ese empleo y también conocer como era su entorno, “esos aburrimientos parten de algo que se denomina anhedonia, que consiste en la falta de interés hacia actividades que generan placer y bienestar en una persona”.
Desnard trabajó en una empresa de perfumes, fue despedido hace 18 meses, “su trabajo fue tan tedioso que se convirtió en agotador y aburrido para su mente”. También, Desnard fue relegado a realizar tareas que no tenían nada que ver con su trabajo como recoger los hijos de su jefe y llevarlos a una clase de deportes, además le quitaron sus responsabilidades originales, “esto lo dejó ‘destruido’ y con ‘depresión grave’”.
“Lo relegaron de sus funciones y eso hizo que empeorara su estado de ánimo, tras que no le gustaba lo que hacía…Lo pusieron hacer cosas peores sí, es posible llegar a ese estado pero por las interacciones dadas”, confirmó el psicólogo.
Dicen los medios internacionales que se cree que es el primer caso de este tipo en Francia, “Desnard está tratando de conseguir cerca de $ 360,000 euros por concepto de indemnización y daños”.
Jean-Philippe Benissan, abogado de la empresa aseguró que Desnard “nunca dijo nada acerca de su estrés” cuando trabajó con la compañía que él se había quejado de agotamiento.
“Hay algo en lo que insisto: un contrato laboral se puede romper por una renuncia. Qué le impidió renunciar?”, dice y añade, “Sí bueno, las necesidades y demás… Pero a qué costo?”.
En diciembre de 2015 Desnard debió pagar 1.000 euros a su empresa por difamación. En ese momento “el tribunal juzgó que estaba inspirado por un sentimiento de animosidad personal contra su antigua empresa y que estaba convencido, sin ninguna prueba real, que su trabajo había ‘arruinado su salud’”.
El caso está en los tribunales franceses.