Hillary hace historia, es candidata demócrata

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Foto: Twitter

“Historia”. Con ese solo tuit, Hillary Rodham Clinton celebró este martes el haber conseguido la nominación oficial demócrata como candidata presidencial. Razón no le faltaba: en los 240 años de historia del país, nunca antes una mujer había sido elegida por uno de los grandes partidos como su líder hacia la Casa Blanca.

“Este momento es para cada niña que sueña en grande”, añadió poco después. Pero la gran sorpresa vino en la noche, cuando, en conexión satelital desde Nueva York, Hillary Clinton se dirigió a sus seguidores demócratas reunidos en la segunda jornada de la convención demócrata. “Es su victoria, es su noche”, dijo la ex secretaria de Estado, “feliz” por el “honor” de ser la candidata del partido progresista estadounidense.

“Es la primera grieta para romper el techo de cristal [que separa las opciones que tienen hombres y mujeres]”, continuó, haciendo hincapié en cómo Estados Unidos puede hacer historia con una mujer al mando de la primera potencia mundial. Y no se quiso poner freno: “A las niñas que están viendo esto, quizá yo seré la próxima presidenta, pero una de ustedes será la siguiente”.

La nominación, un mero formalismo tras meses de primarias en las que salió vencedora con algún sufrimiento más del esperado, se produjo en un ambiente más tenso del previsto. La convención del Partido Demócrata, que tenía que ser una fiesta de unidad y armonía, empezó con un ambiente enrarecido por las acusaciones de sistema amañado y falta de democracia del sector más progresista del partido, aquel representado por el senador Bernie Sanders. Pero la necesidad de unirse para ganar las elecciones —no es baladí que el lema de campaña sea “juntos más fuertes”— se impuso.

Toda la semana ha habido llamados a esta unida necesaria, y el gesto final de Sanders fue significativo: de la misma manera en que Clinton renunció a sus delegados para entregárselos a Barack Obama en 2008, este martes, en el último momento, cuando todos los estados habían votado, el senador por Vermont tomó la palabra y renunció a todos los votos conseguidos. Pidió que la nominación de Clinton fuera por aclamación a viva voz, y así fue. El Wells Fargo Center rugió y Clinton hizo historia. Sonó música festiva y todo quedó allanado para el jueves, cuando la ex secretaria de Estado aceptará la nominación.

No todos están contentos. Pero no todos quedaron conformes. Cuando se confirmó que Clinton es la candidata demócrata, más de 50 delegados abandonaron el estadio donde se realiza la convención, y se dirigieron hacia el espacio reservado para la prensa, a la que entraron y empezaron una protesta pacífica y silenciosa contra el Partido Demócrata y el amaño que, en su opinión, impidió la victoria de Bernie Sanders. “Esto no es democracia, la elección es un fraude”, dijeron a los periodistas. Es muy probable que las protestas continúen en los próximos días.

La estrella de la noche fue, sin duda, el esposo de Hillary, el ex presidente Bill Clinton, quien enloqueció a los presentes nada más presentarse para comenzar a hacer un repaso de “su historia” con ella. “Me casé con mi mejor amiga”, aseguró.

“Es una agente de cambio”, una “líder nata”, la describió. “Es la mejor maldita agente de cambio que he conocido en toda mi vida… Nos hará más fuertes juntos”, agregó el ex mandatario, encargado de dar el discurso más personal e íntimo de la candidata, uno que la humanizó y buscó conectarla en el terreno más emocional, uno de los puntos débiles de la candidata.

Cuando el jueves Clinton acepte la nominación, la batalla por la Casa Blanca comenzará de una vez por todas. Se enfrentarán dos candidatos residentes de Nueva York: la que puede ser la primera mujer en sentarse en el Despacho Oval y un magnate que se ha alzado con el trono republicano a base de mensajes racistas y xenófobos. La batalla se prevé dura.