Hasta la “migra” advierte del peligro de los cazamigrantes

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WASHINGTON.- “No importa lo que digan, no estamos de acuerdo en que civiles se conviertan en cazadores de indocumentados y digan que nos están ayudando”, dice molesto Ignacio, un agente de la Patrulla Fronteriza en Nuevo México, sobre el grupo que se hace llamar Patriotas Constitucionales Unidos (United Constitutionals Patriots) y cuyo líder, Larry Hopkins, fue detenido recientemente, acusado de uso de armas largas de fuego y apuntar contra civiles adultos y menores desarmados.

“Estaban vestidos con uniformes de camuflaje y aunque no es como el de nosotros, muchas veces decían a los indocumentados que eran agentes de la Patrulla Fronteriza”, explica a EL UNIVERSAL Ignacio, quien pidió el anonimato.

Los Patriotas Constitucionales Unidos se habían establecido desde febrero en Sunland Park, Nuevo México, muy cerca de la frontera sur estadounidense. Una de sus tácticas era perseguir a los migrantes que cruzaban de noche y gritarles que se detuvieran: el miedo prácticamente paralizaba a los indocumentados y obedecían. Sin embargo, las cacerías se extendían en diversas horas del día. Entonces, explica Ignacio, los cazaindocumentados llamaban a los agentes y les entregaban a los migrantes.

Estos denominados “patriotas”, procedentes de Minnesota y Florida, detenían grupos pequeños, pero una semana a principios de abril lograron detener a un total de 300 migrantes, “lo que hizo que los medios de comunicación se fijaran en ellos, pero también las autoridades —del estado de Nuevo México— y eso hizo que se metieran verdaderamente en problemas”, cuenta el agente fronterizo.

Cuando la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) se enteró, solicitó de inmediato a la gobernadora del estado, Michelle Lujan, que aplicara la ley estatal para detener las acciones de ese grupúsculo que no sumaba más de 10 personas. “Nosotros [la Patrulla Fronteriza en ese sector de Nuevo México] comentábamos mucho que podía pasar un accidente; alguno de los detenidos podía salir corriendo o atacar a uno de ellos, ¿y qué iba a pasar?”, se pregunta Ignacio. “O tal vez por asustar alguno [de los cazaindocumentados] hacía un disparo al aire y tendríamos un gran problema”.

El fiscal general de Nuevo México, Héctor Balderas, accionó los protocolos y el pasado 20 de abril el Buró Federal de Investigaciones (FBI) arrestó a Larry Hopkins, de 69 años. “Es lo mejor que pudo suceder”, considera Ignacio, al argumentar que “nadie sabe realmente lo que sucede cuando la gente está cruzando, se siente descubierta y muchas veces trata de huir y tenemos que perseguirlos”. Asegura que “no deseamos lastimarlos ni causarles daño, estamos cumpliendo con la ley. Pero estos hombres [los cazaindocumentados] no están regidos por ninguna regulación y si algo pasa la situación en la frontera se agrava. Sólo hay que ver cómo estamos cada día, llenos de migrantes que cruzan y cruzan una y otra vez y ya no tenemos ni dónde ponerlos”.

Este año fiscal, que comenzó en octubre de 2018, ha sido el de mayores detenciones mensualmente, “y si todo sigue así, vamos a tener más de un millón de detenidos al final del año [fiscal]”, rompiendo un récord histórico prácticamente de todos los tiempos.

“Muchos hombres y algunas mujeres se sienten inspirados por el presidente [Donald Trump] acerca de cómo ve y lo que dice sobre los migrantes”, explica Ignacio. “Esto hace que promuevan situaciones de odio [racismo] y que sigan a personas que levantan una bandera con el mismo discurso de lo que escuchan del presidente. Este hombre [Hopkins] dijo que estaba ayudando a nuestro presidente defendiendo la frontera contra invasores, es ridículo”, concluye el agente.

Minuteman, el precedente

No es la primera vez que grupos civiles armados se organizan para estar en la frontera entre México y Estados Unidos para cazar indocumentados. Baste recordar a los nombrados Minuteman, que en abril de 2005 aparecieron en diversos puntos de la frontera sur estadounidense, sumando en un principio mas de 500 agremiados, particularmente en los estados de Texas, Arizona y Nuevo México.

El entonces presidente George W. Bush tuvo que lidiar con esta situación en su momento, a quien le dieron un ultimátum para que declarara una emergencia fronteriza. Arnold Schwarzenegger, quien fungía como gobernador de California, llegó a elogiar al grupo.

El movimiento se extendió incluso a la administración de Barack Obama. Los Minuteman aparecían y desaparecían de la frontera, liderados por el texano Jim Gilchrist. En esos distintos momentos, los entonces mandatarios mexicanos Vicente Fox y Felipe Calderón elevaron una queja al gobierno de Estados Unidos, algo que no ha sucedido con el actual jefe de Estado, Andrés Manuel López Obrador. Hay reportes de que en 2018 se reactivaron brevemente, dirigidos por Shannon McGauley, un investigador privado que encabeza a los Texas Minuteman.

Después de la detención de Larry Hopkins, su abogado defensor trató de sacarlo bajo fianza, pero el juez no se la concedió y describió al detenido como una persona de alta peligrosidad, con antecedentes penales. Ahora esperan la fecha del juicio y de la sentencia. Hace unos días se dio a conocer que grupos de civiles adultos desarmados se han instalado en la frontera de Arizona bajo el nombre también de “Patriotas Unidos Constitucionales”, pero este grupo no va uniformado tampoco.

Quienes lo lideran aseguraron que van como observadores y vigilantes para denunciar el cruce de indocumentados en esa área de la frontera. Las autoridades de la Patrulla Fronteriza les han advertido que bajo ninguna circunstancia pueden, miembros de ese grupo, estar armados y mucho menos apuntar o amenazar a civiles desarmados, especialmente si hay menores presentes.

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