ROMA.- La posfascista Giorgia Meloni, primera mujer en dirigir Italia, tomó el relevo el domingo del centrista y proeuropeo Mario Draghi, a la cabeza de la tercera economía de la zona euro.
Un siglo después de la llegada al poder del dictador Benito Mussolini, esta exadmiradora del Duce fue recibida por Draghi en el palacio Chigi de la capital, la sede del gobierno.
El exjefe del Banco Central Europeo se reunió con ella durante más de una hora y le entregó la simbólica campanilla de plata usada para dirigir los debates en el consejo de ministros.
A continuación, la dirigente del partido Hermanos de Italia deberá dar comienzo a esta primera reunión del gobierno, el ejecutivo más a la derecha que ha conocido el país desde la creación de la República en 1946.
Meloni apaciguó los temores de la Unión Europea por la llegada al poder en un país fundador de la UE del gobierno más derechista desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y de dirigentes con un historial de declaraciones euroescépticas.
La presidenta de la Comisión Europea, el brazo ejecutivo de la UE, Ursula von der Leyen, dijo que esperaba una “cooperación constructiva” con su gobierno. En la misma línea se expresaron el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola.
“Meloni, debut europeo”, titulaba el domingo el diario turinés La Stampa. “Meloni: en el trabajo, con orgullo”, escribió el muy serio Il Corriere della Sera.
La composición del nuevo gobierno refleja el deseo de tranquilizar los socios de Roma. Meloni designó como ministro de Relaciones Exteriores y vice primer ministro a Antonio Tajani, expresidente del Parlamento Europeo, y puso al frente de la crucial cartera de Economía a Giancarlo Giorgetti, representante del ala moderada de la Liga y ministro con Mario Draghi.
“Hoy, rezamos por la unidad y la paz de Italia en el comienzo de un nuevo gobierno”, dijo el Papa Francisco al final de su tradicional oración dominical en la Plaza de San Pedro.
El sábado, Meloni y sus 24 ministros — entre ellos seis mujeres– juraron uno por uno “respetar la Constitución y las leyes” ante el presidente de la República, Sergio Mattarella, en el palacio del Quirinal.
La dirigente romana obtuvo una histórica victoria en las elecciones legislativas del 25 de septiembre, tras recortar las aristas más polémicas de su partido, Hermanos de Italia.
Estos comicios se convocaron de manera anticipada tras la dimisión de Draghi, que asumió como primer ministro en febrero de 2021, pero perdió el apoyo de sus socios.
Gracias a su coalición con la Liga, la formación ultraderechista y antimigración de Matteo Salvini, y con la declinante Forza Italia de Silvio Berlusconi, Meloni dispone de mayoría absoluta tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado.
Pero el nuevo ejecutivo deberá lidiar con los numerosos desafíos que Italia tiene por delante, especialmente económicos.
Los márgenes de maniobra de Roma están limitados por una enorme deuda pública del 150% del Producto Interior Bruto (PIB), la proporción más alta de la zona euro después de Grecia.
Otro desafío será preservar la unidad entre una coalición que ya está mostrando grietas. Tanto Salvini como Berlusconi se resisten a aceptar la autoridad de Meloni, cuyo partido obtuvo el 26% de los votos en las elecciones, frente al 8% de Forza Italia y el 9% de la Liga.
La dirigente tuvo que lidiar esta semana con las declaraciones de Berlusconi, que anunció que había “reanudado” contactos con el presidente ruso, Vladimir Putin, y culpó a Ucrania de la guerra.
La nueva primera ministra se sintió obligada a aclarar que Italia “forma parte plenamente y con la cabeza en alto” de la UE y de la OTAN.
Un mensaje que fue recibido de manera positiva en Washington, Kiev y en la OTAN. Su secretario general, Jens Stoltenberg, felicitó a la dirigente y el presidente estadounidense dijo el sábado que estaba “deseando” trabajar con ella.
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